Jueves 10 de Diciembre de 2009 Edicion impresa pag. 23 > Internacionales
Pese a los duros choques, siguen negociando
El G-77 dijo que discutirán hasta el último segundo. Reclamo de países en riesgo por el calentamiento.

COPENHAGUE.- A pesar de las marchas y contramarchas tan sólo en los primeros tres días de la cumbre mundial de cambio climático, las naciones del mundo siguen las negociaciones en diferentes frentes en esta ciudad. La decimoquinta "Conferencia de las Partes" (COP15) reúne a 15 mil personas, y los delegados de 192 países trabajan para ultimar los detalles a pocos días de que se inicie el lunes próximo el segmento de alto nivel, en el que participarán los ministros de ambiente

La reunión ya ha tenido varias sorpresas. En un gesto previsible, los países más vulnerables a las consecuencias del cambio climático, como el aumento del nivel del mar e inundaciones, levantaron sus voces ayer y hasta amenazaron con abandonar la reunión. La indignación en realidad se dejó ver en todo el grupo de países en desarrollo debido a la filtración de un "borrador" de propuesta de acuerdo de la delegación de Dinamarca, que deja de lado los conceptos básicos del Protocolo de Kyoto.

A pesar de tener sus grandes falencias, el Protocolo de Kyoto es el único instrumento legal que existe hasta ahora para reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero (GEI), entre los que están el dióxido de carbono y el metano. Establece metas legales de reducción a los países industrializados de acuerdo a su responsabilidad histórica en la emisión de esos gases por la actividad humana desde la Revolución Industrial. Y no exige medidas obligatorias para los países en desarrollo, algo que genera quejas entre las potencias económicas del mundo.

El argumento que presentan las naciones industrializadas es que los países en desarrollo deberían contribuir también a mitigar las emisiones. Algo en lo que todos están de acuerdo es que es crucial disminuir lo máximo posible las emisiones, pero si bien ya hay propuestas por parte de varios países aún no hay un consenso final.

La frustración del G-77 se hizo notar en una conferencia de prensa que su director, el sudanés Lumumba Di-Aping, dio ayer alrededor del mediodía. Dijo que el texto danés "es un corto circuito" en el proceso de negociaciones, y que representa "un peligro para los países en vías de desarrollo y una violación a los principios de la Convención".

Además, dijo que el escrito danés "niega las responsabilidades históricas de los países desarrollados que han crecido emitiendo gases de efecto invernadero en los últimos 200 años, y además es desagradable ver que no defiende al Protocolo de Kyoto sino una nueva ficción". De todos modos, Lumumba Di-Aping adelantó que el bloque de los países en desarrollo negociarán "hasta el último minuto, hasta el último segundo" y que retirarse no sería productivo. La tensión podía sentirse hasta en los pasillos del edificio "Bella Center", donde tiene lugar la cumbre.

Por su parte, los representantes los países más vulnerables reclamaron un acuerdo legalmente vinculante con respecto a la mitigación y también de adaptación. Exigen que se tenga en cuenta que el aumento del nivel del mar y el incremento de la frecuencia y la intensidad de eventos meteorológicos extremos ya están afectando a varias regiones del planeta. Varios Estados-islas del sudeste asiático advierten que habrá grandes migraciones al perder parte de su territorio, como en el caso de las Islas Maldivas. Por eso reclaman un fondo financiero de modo urgente para enfrentar todo ese tipo de situaciones.

Además, en estos primeros tres días de la COP hubo un gran debate por el tema de la financiación. México, por ejemplo, propone haya un "Fondo Verde", que consiste en contribuciones de todos los países excepto de los más pobres y vulnerables. Pero esa idea es cuestionada por muchos países en desarrollo porque implica que también ellos deberían realizar aportes. Otras posiciones rescatan los mecanismos que ya se utilizan para poder generar fondos, como el mercado de carbono.

Charlie Parker, asesor del Programa científico Global Canopy, destacó ayer que un interrogante que se debe definir es si se crearán nuevas instituciones que gestionen el financiamiento de cambio climático o se reforman las ya existentes.

Por su parte, el científico argentino Vicente Barros, investigador del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires destacó que el hecho de que se llegue a un acuerdo firme es muy importante. "Este nuevo acuerdo es algo que va a generar muchos cambios en el mundo, por ejemplo en la matriz energética. Ningún país estará aislado, ni en la Argentina donde creemos que estamos lejos de todo", dijo el experto en cambio climático.

Barros participa en la reunión como vicepresidente de uno de los grupos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y es tan sólo uno de los muchos argentinos que participan en la cumbre. En los pasillos atestados de gente, hay delegados de los Ministerios nacionales de Salud, Economía y Planificación y desarrollo de la Argentina. También de la Secretaría de Ambiente y de Cancillería. En la lista oficial preliminar de delegados de nuestro país también figuran el Canciller Jorge Taiana y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Aunque aún no está anunciado su viaje, hoy un miembro de la delegación sonrió sin responder cuando se le preguntó si vendrá la presidenta argentina, junto a un centenar de jefes de Estado.

Con todo, Copenhague está inundada de funcionarios de todo el mundo, ambientalistas y periodistas. Los carteles de "Hopenhagen", o "Puerto de la Esperanza" se ven en todos los rincones de la ciudad. Pero todavía hay un alto grado de incertidumbre con respecto a los resultados finales de esta reunión, que generan expectativas en todo el mundo.

 

LAURA GARCÍA OVIEDO
(Especial)

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