Domingo 06 de Diciembre de 2009 Edicion impresa pag. 35 > Sociedad
Cuando egresar es punto de partida a la inclusión
Cinco jóvenes con discapacidad mental concluyen la escuela secundaria en Roca. Es el fin de un camino que les abre la puerta a una nueva etapa: la vida adulta. Desafíos renovados para un grupo que, a pesar de los prejuicios sociales, decidió no bajar los brazos y lograr sus objetivos.

José María nació en Viedma en 1991, hizo el jardín, la primaria y este año termina la secundaria. Tiene 18 años y proyectos, quiere seguir compitiendo en natación y trabajar en la panadería de unos amigos. Jhoanna es su compañera, está feliz porque termina una etapa de su vida y arranca una nueva en la que planea seguir estudiando para ser profesora de música. También Alberto, Emiliana y Abril tienen proyectos, ganas de seguir estudiando, trabajar, crecer.

Jhoanna tiene un problema cognitivo y sus compañeros Síndrome de Down; son cinco jóvenes con discapacidad que terminan el colegio secundario en la escuela Casa Verde, una institución que les abrió las puertas sin prejuicios. Lo hacen en el programa de integración, junto a otros adolescentes que también se están preguntando cómo sigue su camino, de qué se trata esto de comenzar la vida adulta.

Armando y María del Carmen Dall´ Armellina son los papás de José María y miembros activos de Apasido (Asociación Patagónica Síndrome de Down). Llegaron a Roca, desde Viedma, en 2005 en búsqueda de un colegio donde su hijo pudiera continuar los estudios secundarios, a pesar de que "mucha de la gente de Educación dijo que éramos unos osados". Un par de años atrás habían ganado un recurso de amparo que le permitió a José hacer la primaria en una escuela común, sin necesidad de asistir a la especial como habían "diagnosticado" los técnicos del ETAP (Equipo Técnico de Apoyo Pedagógico).

María reconoce que hace 50 años el surgimiento de la Educación Especial fue un hito importantísimo porque "antes las personas con discapacidad mental estaban arrinconadas en el fondo de la casa". Posteriormente, ese avance pedagógico fue superado por el concepto de "integración", que es darle y exigirle a la persona que tiene discapacidad lo mismo que a una que no la tiene. Ahora hablamos de "inclusión" que es incorporarlos al sistema educativo común como uno más, pero respetando su diferencia.

"Integración es invitarlo a un baile, "inclusión" es invitarlo a que venga a bailar". De esa forma sencilla sintetiza esta mamá esa idea, tan poco arraigada en las instituciones educativas y tan difícil de incorporar sin prejuicios.

Estos jóvenes lograron finalizar una etapa escolar fundamental, pero ahora viene la parte más larga de su vida: la adultez y todo lo que ella implica. Desde Apasido pensaron en eso y se encuentran trabajando en el programa "Transición a la vida adulta y empleo con apoyo". Para llevar adelante esta iniciativa, que ya se implementó en otras regiones del país, se realizó un convenio con un instituto de Buenos Aires y profesionales de la región viajaron a Capital para capacitarse.

Adquirir la autonomía suficiente para poder encarar la vida adulta en las mejores condiciones, tener la capacidad de elegir y tomar decisiones, es el nuevo desafío al que se enfrentan estos jóvenes. Lo hacen con ganas y entusiasmo, con un logro reciente como es poder finalizar el secundario. Un hecho que les da esperanza para seguir adelante, como aseguran Alberto y José María.

BELÉN SPINETTA
belen@rionegro.com.ar

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