Es un virtual hecho pero no un anuncio, aún. La intendenta Sapag irá por la reelección, en buena medida porque el MPN no tiene recambio en la ciudad. Y, sobre todo, porque los errores cuestan caro en política.
En medio de una desactivada seccional con rémoras sobischistas, la vida del MPN local se reduce a lo que haga la agrupación "Luz Sapag". En ese contexto, van y vienen lucistas y otros que no lo son tanto, pero se acomodan a los tiempos.
Con todos y cada uno, la lista de "candidateables" al municipio era ya acotada, y se alimentaba de que Sapag tuviera un lugar en una fórmula gubernamental o una banca parlamentaria, otra vez.
El caso es que se han producido algunos derrapes, que no eximen de responsabilidad a la mismísima intendente, pero que la tienen preservada en un segundo plano.
El que sigue es un detalle breve de los "candidateables", que no lo eran o lo son necesariamente por sus aspiraciones, sino por el lugar que ocupan en el "runrún" de los mentideros emepe-nistas.
Uno de los "nombrados" para la sucesión era el actual secretario de Turismo, Raúl Pont Lezica, pero el "affaire" de la terminal de ómnibus deglutió sus eventuales chances.
Despertó iras y sospechas el proyecto de mudar la terminal, a cambio de ceder en concesión una porción de la actual y cotizada manzana frente a la Costanera, para que un privado hiciera allí un hotel boutique. El Deliberante, frente al cúmulo de reacciones adversas, dejó caer los tiempos y abortó la propuesta empresaria, presentada bajo la figura de iniciativa privada.
Pont Lezica fue el impulsor visible de aquel proyecto, que abrió brecha en la consideración pública del gobierno de Luz Sapag. Primer tachado en la lista.
Otra opción era la presidenta del Deliberante, María Frugoni, mujer de carácter fuerte, decisiones prestas y posiciones que se leen próximas a la centro derecha, lo que le recorta electorado. Sin embargo, ese "detalle" es casi irrelevante.
El problema para Frugoni es que quiso convertir al Deliberante en usina de rectitud institucional, pero acabará presidiendo un parlamento que será recordado por los escándalos políticos. El máximo de decibeles se alcanzó con la sanción a dos ediles opositoras por inconducta. El error de manejo desvía la atención del trabajo que se quería resaltar, y le dio a la oposición un espacio mediático impensado.
Hay un segundo pelotón, con gente que podría renovar aspiraciones de ser cuadro de gobierno, pero que necesitará de mucho rodaje para ser alternativa de sucesión: allí están el secretario de Gobierno, Carlos Saloniti, que supo pilotear el caldeado asunto de la seguridad; y el concejal Raúl Pérez, activo en la gestión de temas locales y espada del oficialismo.
También aparecen nombres como el de Jorge Cuevas, convencional y operador hábil, de perfil bajo en esta etapa, y Ramón Asmar, director de Vialidad y de momento ajeno a la política local, pero dueño del raro privilegio de haber estado bien con Jorge Sobisch y ahora con Jorge Sapag. Luego, siempre hay un tapado o, más bien, "tapada": María Cingoni, la actual secretaria parlamentaria de la Legislatura Provincial. Pero las posibilidades de todos estos recambios suenan escasas.
Porque quiere o no hay con qué, Luz Sapag seguramente irá a la carga por otros cuatro años.
FERNANDO BRAVO
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