| En los cinco años que vienen, el Gobierno se propone industrializar el petróleo y el gas, es decir, no sólo exportarlo a granel sino darle un valor añadido, según lo adelantado por el Ejecutivo boliviano. También pretende desarrollar el enorme potencial del litio (mineral para las baterías de coches eléctricos) y crear nuevas empresas públicas en sectores como el de la alimentación. Con los excedentes de la venta de hidrocarburos se financiarán los planes sociales como hasta ahora. "La radiografía de economía boliviana de los últimos cuatro años es buena: crecimiento medio del 4,5% anual, inflación bajo control, tipo de cambio estable, reservas multimillonarias, superávit fiscal y aumento del comercio", explica Gonzalo Chávez, director de la Escuela de Producción y Competitividad de la Universidad Católica de Bolivia. "Sin embargo, si se hace una tomografía, se ven los problemas. La gran apuesta por el sector de hidrocarburos acabó por asfixiar a la incipiente industria que se venía desarrollando. Al mismo tiempo, la fuerte entrada de dinero no ha alentado la actividad productiva sino el consumo. Bolivia sigue teniendo una de las economías sumergidas más grandes del mundo. (El País) | |