"Hoy es el tiempo que puede ser mañana...". El fragmento de la "Plegaria a un labrador" de Víctor Jara fue el lema que inspiró los festejos por los 100 años de la escuela 29, según estaba escrito en un telón colgado del gimnasio y también en la gran torta que compartieron chicos y grandes.
Pero no sólo el futuro, sino también el peso de la historia atravesó muchos de los homenajes y evocaciones escuchadas en los pasillos de la escuela "nueva", inaugurada hace más de 30 años. Allí luce desde ayer una gigantografía que reproduce el primer edificio, levantado con cañas y barro, que cobijó a cientos de alumnos durante casi sesenta años.
Un incendio lo afectó severamente en 2002, cuando era sólo un depósito, y desde entonces sus ruinas todavía son una referencia en el extremo norte del pueblo. A caminar hasta allí convocó el ex alumno Américo Criado, de 90 años, luego de rememorar con todo detalle la historia de su familia y su paso por la querida escuela.
El recuerdo de los pioneros fue motivo de emoción para muchos vecinos, que no escuchaban nombres ajenos sino los de sus padres y abuelos. Otros rescataron en especial el trabajo del primer maestro, Roberto Barro Vidal, originario de San Juan, quien llegó en 1909 luego de viajar un mes a lomo de mula desde Puerto Madryn. (AB)