LA PAZ.- Bolivia acude a las urnas mañana en un clima de calma pero las elecciones serán la prueba de fuego para Evo Morales que siempre salió derrotado en cuatro regiones rebeldes gobernadas por la oposición conservadora.
Todas las encuestas vaticinan un triunfo holgado del mandatario, pero lo que está en juego es el control pleno de la futura Asamblea Legislativa que es clave para que Morales consolide la nueva Constitución nacional, que configura un estado plurinacional con más participación de la mayoría indígena.
Desde su elección en diciembre de 2005, Morales ganó ampliamente en tres consultas posteriores pero fue derrotado en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, donde las demandas de autonomía son muy fuertes.
Mientras que en La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba sacó amplia ventaja y en Chuquisaca hubo un virtual empate en la última consulta. La Paz concentra al 30% del electorado y es el principal bastión del mandatario.
Ese panorama configuró una Bolivia con poderes divididos lo que ahondó la polarización hasta finales del año pasado. El Senado está bajo control opositor.
El doble reto de Morales pasa por tener pleno control del Legislativo pero también por ganar en regiones opositoras. Para la oposición se trata de derrotar los afanes totalitarios del mandatario, según postuló en su campaña el candidato opositor Manfred Reyes Villa. (AFP)