Jueves 03 de Diciembre de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Internacionales
Obama busca que Afganistán no sea Vietnam
Junto a la OTAN quiere que la guerra no se dilate. La Alianza Atlántica prometió 5.000 efectivos.

BRUSELAS.- "Ayuda y Cooperación". El lema de la fuerza internacional ISAF en Afganistán, bajo mando de la OTAN, escrito en pashtún e inglés en su emblema oficial, es un ejemplo elocuente de la renovada solidaridad entre la Alianza Atlántica y Estados Unidos.

Precisamente ayer, con el anuncio por parte de la OTAN del envío de "más de 5.000" efectivos adicionales para reforzar la misión estadounidense en Afganistán, el lema -pensado en principio como referencia a la ayuda occidental al pueblo afgano- adquiere un significado especial para los aliados militares a ambas orillas del Atlántico.

"No nos vamos (de Afganistán)". La frase contundente pronunciada ayer por el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, resume en pocas sílabas el mensaje de "solidaridad incondicional" de Europa con Washington. "Esta no es una guerra exclusiva de Estados Unidos. Si queremos estabilizar Afganistán, todos tenemos que contribuir en el esfuerzo", subrayó el danés, quien hizo gala de una casi perfecta sincronía con el anuncio de la noche del martes del presidente estadounidense, Barack Obama.

Obama dio a conocer una noticia con la que se especulaba desde hacía semanas: el envío de 30.000 efectivos militares adicionales al país centroasiático, que se sumarán a los 34.000 ya desplegados allí para combatir contra la insurgencia talibán.

A pesar de su premio Nobel de la Paz, el presidente no ha tenido más remedio que rendirse ante las evidencias de que la guerra de Afganistán, al igual que la de Irak, y por extensión la cruzada internacional que encabeza la potencia estadounidense contra el terrorismo islamista, no podrá ganarse a corto plazo ni, desde luego, en solitario.

El anuncio hecho ayer mismo por el líder talibán afgano, Qari Yusuf Ahmadi, de que "Obama verá desfilar muchos ataúdes de soldados estadounidenses muertos en Afganistán" no parece tranquilizador para una opinión pública estadounidense -y europea- cada día más reticente a que las tropas occidentales permanezcan en el polvorín afgano.

Los hechos hablan por sí mismos: hasta la fecha son 850 los efectivos estadounidenses que han caído en el país centroasiático, desde que fue invadido en octubre de 2001. Y el temor es que un "suma y sigue" indefinido acabe -al igual que en Irak- demostrando que algunas guerras (como la sangría en Vietnam, entre 1958 y 1975) son imposibles de ganar, incluso para la maquinaria bélica más potente.

Precisamente para 2010 los aliados de Estados Unidos, el verdadero centro de gravedad sobre el que gira el resto de 27 miembros de la OTAN, pondrán a disposición, según anunciaba ayer Rasmussen, más de 5.000 soldados, algunos de los cuales también podrían venir de España.

Pero a pesar de la muestra concreta de solidaridad aliada con Washington, de las palabras de Rasmussen -y de las propias declaraciones de Obama- se lee entre líneas que ni en esta orilla del Atlántico -ni en la que baña la costa atlántica estadounidense- hay muchas ganas de permanecer en el convulso país centroasiático. (DPA)

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