Proponer en la actualidad un nuevo juego permite que se abran grietas en nuestra visión homogénea del universo y, a partir de esto, cambiar nuestra comprensión rígida de ver el mundo por una visión más flexible.
Un nuevo juego también permite abandonar el viejo paradigma que nos sirve para manejar todas las variables pero que nos dificulta levantar la mirada de lo que enfocamos, con la consecuencia lógica de no poder ver los contextos globales en los que se producen lo fenómenos. Seguiríamos con una visión fragmentada de la realidad.
Entiendo que no se perdería nada con revisar viejos dogmas, que nos dan aparente seguridad, y abocarnos a ampliar la mirada hacia nuevos rumbos, donde las nuevas investigaciones científicas tienen cabida.
Hoy en día, con el advenimiento de la física cuántica, estamos en condiciones de entender mejor que la realidad que observamos no tiene fronteras, que estamos ante probabilidades que propician la creación de nuevas realidades, que pueden materializarse si nos lo proponemos.
Para llevar a cabo la construcción de una nueva realidad social hace falta nueva gente con un pensamiento más abierto o "vieja" gente dispuesta a cambiar su sistema lineal de pensamiento, ya que los nuevos rumbos así lo exigen. Creo que acá es donde encajan las nuevas propuestas político-sociales que puedan surgir, tendientes a derribar un modelo dogmático y autoritario y proponer un modelo donde la participación y la pluralidad de pensamiento consoliden el verdadero pilar democrático y el resguardo de las instituciones.
El compromiso es de cada uno y a su vez de todos.
En términos sociales sería que cada individuo se plantee un objetivo y ponga en marcha las acciones para llevarlo a cabo, que asimismo se agrupe con otros en función de un objetivo más complejo y de cierto nivel de organización y que a partir de allí surja un sistema, el cual emergerá como unidad en sí mismo, pero que esté creado y desarrollado por la labor de cada individuo, donde prime el lema de la teoría de la Gestalt: "El todo es más que la suma de las partes".
Ahora bien, creo que lo anteriormente planteado sucede en nuestra sociedad toda vez que surgen las nuevas propuestas político-sociales, que comienzan con espíritu de unidad pero que luego se desvirtúa ese comienzo y se disparan fuerzas contradictorias que tienden a desmembrar la unidad alcanzada. Dichas fuerzas pueden obedecer a luchas por el poder, ambiciones desmedidas, vuelta al individualismo del cual se partió, conflictos internos, intereses personales, formación de nuevas alianzas... en fin, la pérdida del sentido de unidad y la posterior disociación. A mi modo de ver se llega a este final por no poner en marcha el proceso creativo y buscar nuevas herramientas para ampliar la percepción de la realidad, poder llegar a un consenso y consolidar una nueva fuerza. Por lo tanto si esto último no sucede es porque se prioriza la "parte" por sobre el "todo".
¿Por qué cuando alcanzamos el objetivo, que nos lleva a un cambio positivo, nos cuesta sostenerlo?
Me atrevo a responder que tiene que ver con la falta de constancia, que incluso es más difícil de conseguir que el inicio mismo de cualquier fin, ya que parece que es más fácil comenzar algo y lograrlo que sostenerlo en el tiempo.
Esto ocurre en otros órdenes de la vida: lo que comenzó con tanto entusiasmo, fervor, ganas, ilusión, expectativas, una vez conseguido se diluye o se cambia el objetivo, que es más o menos lo mismo. También sucede, lo digo por mi experiencia profesional, en la práctica clínica, donde los pacientes comienzan los tratamientos con mucha convicción, pero al tiempo los abandonan; los agobia el proceso, quieren resultados rápidos.
Esto merece un análisis más profundo, si nos ponemos a pensar en las nuevas generaciones, las cuales necesitan referentes con espíritu cooperativo, voluntad creadora y capacidad para sostener cambios en el tiempo.
Tenemos dos opciones, a mi modo de ver, y lo grafico interpretando a Platón en la "alegoría de la caverna": podemos quedarnos y seguir viendo las sombras dentro de la caverna, prisioneros de las tinieblas, o bien animarnos a salir de la misma, ver la luz, conocer las cosas verdaderas y ampliar nuestra visión del mundo.
Aspiro a que podamos tomar esta última posición ante la vida, juguemos un nuevo juego, con espíritu crítico y conciencia social y que, cuando alcancemos la unidad, no nos desintegremos luego.
ANA SILVA (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Profesora y Lic. en Psicología. Miembro de la red Ipsa: Instituto Internacional Interuniversitario de Posgrado en Salud. Perito psicóloga.