Domingo 29 de Noviembre de 2009 Edicion impresa pag. 40 > Cultura y Espectaculos
PABLO PORCELLI: Un argentino en China
Tras pasar octubre en aquel país el saxofonista, que vivió en Viedma, viene a Roca y a Villa La Angostura con su show "Del jazz al tango".

Después de tocar en Capital Federal, el Pablo Porcelli Ensamble (Pablo en saxo, Santiago Cichero en guitarra, el bajo de Maxi Rozenblum y el baterista Claudio Eidler), se presentará en Roca y en Villa La Angostura. Pero en octubre, este sensible saxofonista que supo vivir en Viedma, anduvo por tierras tan extrañas como lejanas y llenas de interrogantes: República Popular China, el país más poblado del planeta.

"Nos fuimos el jueves 8 y regresamos el martes 27. Es la segunda vez que iba a China (había estado también en 2007). Generalmente tocamos en las ferias de música que se hacen todos los años en octubre en Shanghai, y después visitamos fábricas de instrumentos que nos llevan a conocer, nos juntamos con algunos músicos y nos presentamos en otros lugares donde nos van contratando. Hacemos siempre tango porque es lo novedoso para ellos, aunque no es la música que más les gusta. Aman su propia música... pero son muy curiosos por lo nuevo y siempre tenemos buena repercusión, llenamos los lugares donde tocamos, cosa descontada porque siempre se llena todo en China. Es así. O sea que no volvés con el ego muy inflado por la convocatoria: normalmente es así", cuenta y se ríe Porcelli, en la entrevista con "Río Ne- gro".

Y se entusiasma: "Desde lo cultural, yo digo que hay que sacarse el cerebro y ponerse uno nuevo, porque si desde que llegás, comparás, estás listo. No se puede ver con nuestra mentalidad lo que ocurre allá, ni siquiera entender".

Gracioso y elocuente, Porcelli sigue sumando datos de aquella experiencia en tierras lejanas: "Soy muy curioso, me gusta meterme, aprender lo más que pueda, y trato de acomodarme a ellos. Salvo en la comida, que me cuesta bastante asimilar, con el resto trato de pasar inadvertido. Pero no lo logro porque físicamente le saco ochenta centímetros a todos", se vuelve a reír Pablo.

Y enseguida sigue: "Pero trato de meterme al máximo en la cultura. Sé algunas palabras en chino, de bienvenida, de llegada, y las uso. A ellos les atrae mucho que les hable en su idioma y a mí me gusta caerle bien a la gente. Hay cosas que son tan distintas que te sonreís y listo. Pero recomiendo no comparar porque de lo contrario no disfrutás del entorno que vas teniendo."

-¿Qué cosas saltan a primera vista por su diferencia?

-Te doy un ejemplo muy simple: mi mujer está embarazada y uno de los chinos que nos acompañaban también tenía a su esposa así. Yo no sabía cuál era el sexo porque recién al volver de China teníamos la ecografía para enterarnos. Entonces le pregunto al chino y me contesta: acá está prohibido saber el sexo porque tenemos un solo hijo y, de ser mujer, generalmente lo abortan. Entonces, para contrarrestar eso, prohíben la ecografía que lo identifica. Es así. Si lo juzgás se te complica. Es una sociedad milenaria y no van a cambiar rápidamente. Estamos más cerca nosotros de comer pato glasé, que ellos de modificar esas cuestiones. El máximo consentido es un hijo por familia, aunque ahora se permite un segundo si el primero es niña, salvo en zonas rurales donde se autoriza un segundo hijo y para las minorías étnicas, que carecen de restricciones. La política oficial del gobierno, para evitar los abortos selectivos, prohíbe la diagnosis del sexo del feto salvo que sea necesario por estrictas razones médicas.

 

De Shanghai a Beijing

 

"Nosotros tuvimos la suerte de ir a Shanghai y, esta vez, también a Beijing y a distintos pueblos donde están las fábricas, los músicos que fuimos a conocer. Me gusta mucho hacer eso. A Shanghai la llaman la Nueva Hong Kong, es una ciudad que nosotros bien podríamos imaginar. Están allí los edificios más altos del mundo, es económicamente muy rica, es el puerto de China. La gente de más dinero vive ahí y eso se ve claramente en la arquitectura. Compiten para ver quién tiene el edificio más alto. Están todo el tiempo con esa historia. Beijing es más antigua, tiene una historia más profunda en el tiempo. Allí están la Ciudad Prohibida, la Muralla, cerca el Ejército de Terracota (1), todo más relacionado con el turismo y la cultura china. Aunque, sin embargo, en Shanghai estuve en un templo budista toda una tarde, en el corazón de la principal religión de ese país, meditando, orando con ellos. No sé qué hacía yo ahí. Me gusta meterme y conocer, palpar su cultura", se entusiasma el saxofonista.

-¿Cómo sonaban ustedes allí? ¿Cómo reaccionó la gente?

-El público es muy amable, extremadamente amable. Por ejemplo, pasaba una banda tras otra, y la anterior a nosotros les encantó. Tocamos nosotros y les encantó, vino otro grupo y les encantó también. Siempre el mismo nivel de respuesta. No se sobrepasan ni les deja de gustar. Son muy cordiales e insisto, si hablás algunas palabras en su idioma o ven que intentás hacerlo, les cae bien, les atrae que trates de entenderlos. He estado una tarde con chinos y nadie hablaba el idioma del otro, sin embargo nos comunicamos. En esos lugares ves nítidamente que la música es un idioma universal. No pronunciás una palabra pero subís a tocar y estás dos horas en el escenario. Como en China no hay bares, no hay pubs, tocamos en encuentros determinados, en actos, por decir de alguna manera. Nosotros tocamos en la Feria de Música de Shanghai y lo mismo hicimos en Beijing. El ocio no abunda, no hacen una cultura del ocio. Trabajan mucho en el área que sea. El 90% de su energía está puesta en el trabajo. Y eso llama mucho la atención. Por eso digo que si comparás estás en el horno. Somos tan pero tan distintos que, si sos sensible y tenés flexibilidad mental, abrís mucho, mucho la cabeza.

 

Vuelta a la realidad

 

-Volvieron a la Argentina, ¿cómo fue la vuelta?

-Brava. El viaje era muy largo. Tardamos veintisiete horas en llegar a Buenos Aires. Me cuesta el jet lag, adaptarme al cambio de husos horarios, tengo problemas para dormir. De ida no tanto? La primera semana prácticamente no estuve. Vine pero no llegué (sonríe). Lo bueno fue que nos esperaba un montón de trabajos, como esta gira hacia el sur.

-Llega el tiempo de componer...

-Sí porque para hacerlo tengo que bajar un par de cambios. Me cuesta componer cuando tengo tanto trabajo. Ya hace tres o cuatro meses que no estoy escribiendo nada y después se viene el disco? Tengo un montón de ideas para concretar. Los viajes me sensibilizan un montón, pero el quehacer diario me complica un poco.

-Tener tu primer hijo también te sensibiliza.

-Muchísimo. Estamos muy felices. Y es un muy buen momento para componer.

-¿Cuándo nace?

-A fines de febrero.

-Tratá de hacer algo antes. (Pablo explota en carcajadas)

-Todos me lo dicen.

-Con el sueño a cuestas te va a costar mucho.

(Más risas)

 

 

(1) Figuras de soldados y caballos dentro del Mausoleo de Qin Shi Huang, también conocido como del Primer Emperador Qin, descubierto en marzo del 74 cerca de Xi´an, provincia de Shaanxi, República Popular China. Desde 1987 está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

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