Domingo 29 de Noviembre de 2009 Edicion impresa pag. 34 > Sociedad
La gran simulación

Estaba escrito. Los 180 días de clases planteados como letra inalterable en la Ley 25.864, promulgada hace cinco años, no se volverán a cumplir en casi todo el país. El papelón esta vez fue de Río Negro y Neuquén, que se ubicaron en el peor lugar del ranking.

Ya en abril se percibía la laxitud. Tras desgastantes días de paro y el golpe de gracia de la gripe A, el compromiso de recuperar los contenidos terminó siendo una gran simulación. Los actores les daban vueltas a las ideas: ¿clases los sábados, eliminar feriados, prolongar el ciclo lectivo, achicar vacaciones? Todo se pensó; nada se hizo. Los planes de recuperación resultaron un "blef" para cándidos.

A estas alturas, la sociedad ve como un fracaso la ley de los 180 días, sistemáticamente violada y exenta de sanción. Una consigna demagógica de los gobiernos y un hipocresía para el debate social. Todos se endilgan culpas, aunque nadie asume autocrítica.

Tres partes tienen responsabilidades: el gobierno, el gremio y los padres.

Los gobiernos porque no tienen voluntad de sostener la palabra. Poseen las herramientas pero no las aplican. Río Negro podría haber hecho cumplir su ya minimalista propuesta de cambiar sábados por feriados o de extender el ciclo lectivo al 23 de diciembre (como sí lo hizo esta semana Córdoba). Anuncios vanos. El más reciente atajo fue suplantar directamente los exámenes finales para materias no aprobadas por un "período complementario de aprendizaje".

Los gremios docentes deberían tomar, de una vez, estatura y apartarse del facilismo. Hacen bien en luchar por la dignidad salarial pero no pueden dejar de comprometerse con el dictado de clases y la reparación de contenidos perdidos. Ya bastante hay con la ausencia de un sincero análisis de las flexibilidades del estatuto que reproduce licencias (y las repetidas insinuaciones oficiales de que cambiará tal sistema).

¿Los padres? No están involucrados. Miran de reojo. Con una mano en el corazón: ¿cuántos aceptarían, por ejemplo, un plan de extensión escolar?

En el camino, el deterioro de la escuela se profundiza. Con anomia, menos exigencia, y menefreguismo se destruyen horas de escolarización desde hace años. Y se suman alumnos aprobados por decreto.

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