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Cristina logró recomponer las siempre tensas relaciones con el Vaticano | ||
Se entrevistó en privado con Benedicto XVI. Junto a Bachelet recordaron la mediación papal. | ||
La presidenta Cristina Fernández logró ayer en el Vaticano recomponer las siempre complicadas relaciones con la Santa Sede, tras una reunión en privado con el Papa Benedicto XVI. El encuentro con el sumo pontífice se produjo en el marco de los festejos por los 25 años de la mediación del Vaticano para superar la escalada limítrofe con Chile, que casi termina en un enfrentamiento armado. (Ver aparte) Los 15 minutos que la mandataria nacional mantuvo en privado con el Papa, y más tarde con su mano derecha Tarcisio Bertone, sirvieron para superar la tensión por el fallido nombramiento de Alberto Iribarne como embajador y los roces por la creación de la diócesis de Tierra del Fuego, excluyendo a las Islas Malvinas de esa jurisdicción eclesiástica. También parece haber quedado sorteado el enfrentamiento por el Obispado Castrense, pendiente desde 2005 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner echó al obispo Antonio Baseotto, por una alegoría bíblica suya para criticar la política sanitaria oficial, que la Casa Rosada interpretó como una apología de "los vuelos de la muerte" durante la dictadura militar. Desde el comienzo de este conflicto, las negociaciones pasaron de la insistencia gubernamental para eliminar del Obispado Castrense, posibilidad que Roma rechaza de plano, a la idea de retrotraer el acuerdo bilateral a 1992, cuando se elevó esa jurisdicción eclesiástica de vicariato a obispado. Se cree que la presidenta avanzó en esa línea en su reunión con Bertone. Más allá de esas cuestiones diplomáticas urticantes, la primera mandataria planteó un intercambio "franco, enriquecedor y constructivo" con el papa Benedicto XVI. No trascendió, eso sí, si el pontífice advirtió, como ya lo hizo, sobre la pobreza "escandalosa" en Argentina. El Papa habría hecho hincapié en el valor supremo de la paz y en la necesidad de la doctrina social de la Iglesia para enfrentar las crisis, tanto ante Fernández de Kirchner como delante de Michelle Bachelet, con quien también mantendrá una audiencia por separado. La audiencia conjunta de Fernández y Bachelet con el Papa tuvo características sin precedentes, ya que no es habitual que Benedicto XVI reciba a dos jefes de Estado en su biblioteca privada. La de ayer fue la primera reunión oficial de un integrante del matrimonio presidencial argentino con el jefe de la Iglesia católica, dado que Néstor Kirchner se convirtió en único en no hacerlo formalmente desde el advenimiento de la democracia. La mediación papal que se conmemoró ayer tuvo un artífice casi desconocido en las crónicas de época. El extinto cardenal Raúl Primatesta, quien en un fugaz viaje a Roma se entrevistó con Juan Pablo II para transmitirse su preocupación por el inminente guerra, sobre todo porque dijo conocer la "actitud belicosa" de Benjamín Menéndez, por entonces jefe del Tercer Cuerpo de Ejército. Recién entonces, convencido por el purpurado argentino, el novel pontífice decidió intervenir en el conflicto suscitado por las dictaduras de Jorge Rafael Videla y Pinochet, y enviar a negociar al cardenal Antonio Samoré, quien en vísperas de la Navidad de 1978 pronunció la recordada frase: "Veo una lucecita de esperanza al final del túnel". Fue el punto de inflexión, hasta que Juan Pablo II presentó en diciembre de 1980 su propuesta de paz y amistad, que tardó cuatro años más en ser firmada. El cardenal Samoré murió en 1983 sin poder vivir ese acontecimiento que selló la paz entre dos países católicos. (DyN) | ||
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