Cada vez estoy más convencida de que nos encaminamos hacia una sociedad que de a apoco va desdibujando los escasos límites enmarcados en los tan preciados valores que a pesar de todo se resisten a ser derribados.
El tener una postura que indudablemente lleva a un no para determinadas cosas pareciera que hoy en día sería igual a discriminar; ¿no será que en realidad, como algo innato en todo ser humano, mujeres y varones nos resistimos a que se nos marque el camino por donde ir y camuflados en una aparente libertad de elección nos vamos alejando más y más de todo lo que nos quiere marcar un límite?
¿Qué lugar ocuparán los ancianos como transmisores de experiencia y sabiduría, si en esta nueva vorágine de pensamiento un consejo ya no sería tal porque quizá estaríamos induciendo a la otra persona a actuar como uno quiere? Y guarda, que cada uno tiene derechos, por lo que hay que respetar. Pero pienso, digo, una casa no sólo se construye con las bases (solamente respeto, en este caso) y las columnas.
"Todo me es lícito, pero no todo me conviene". (La Biblia)
Graciela Noemí Reyes, DNI 21.661.034
Sierra Grande