El Senado puede estar frente a un tenso acontecimiento político si, como se advierte en la nueva distribución de las bancas después de las elecciones del 28 de junio, el oficialismo y el conjunto de la oposición no consiguen desequilibrar el empate en 35 votos por bando que tendrán a partir del 10 de diciembre.
El problema podrá plantearse en febrero con motivo de la elección de las nuevas autoridades de la cámara si el radicalismo insiste en la candidatura del pampeano Juan Carlos Marino para ocupar el puesto de presidente provisional del Senado, que hoy retiene el oficialista bonaerense José Pampuro. La clave para resolver el problema quedaría en manos de dos senadores del PJ pampeano, Carlos Verna y María Higonet, quienes no han definido qué ubicación tendrán en el espectro interno del Senado.
Tras los comicios del 28 de junio, el Frente para la Victoria tendrá 32 legisladores propios y sumará la adhesión de tres provinciales -dos fueguinos y uno de Neuquén-, por lo que quedará a una distancia de dos senadores de la mayoría, mientras la oposición en su conjunto, por primera vez en muchos años, podría superar ese número y eventualmente imponer sus decisiones.
La UCR es la bancada que más creció. Tendrá 17 parlamentarios propios y puede convertirse en el eje de una estrategia de convergencia de partidos opositores. Con todos estos aportes, el radicalismo encabezará una alianza de 22 senadores.
El tercer eje político estará centrado en el llamado Grupo Federal, que tiene su expresión más organizada en el Peronismo Federal, donde se reúnen los justicialistas disidentes -Carlos Reutemann, Adolfo Rodríguez Saá, Hilda González de Duhalde y Juan Carlos Romero, entre otros- y concentran 9 legisladores. (DyN)