VIEDMA (AV).- Doce años de prisión para Matías Zúñiga pidió la fiscal de cámara Adriana Zaratiegui. El joven de 21 años es el único imputado por el homicidio de Adela Volpe, de 76, ocurrido en la tarde del 18 de julio de 2008 en el departamento de la mujer, en la costanera de Viedma.
Para la fiscal, el imputado ingresó a la casa, se apoderó de 1.000 pesos, agredió a la mujer en distintas partes del cuerpo y la hirió en el cuello con un cuchillo; esa última lesión le ocasionó un shock hipovolémico y la muerte.
Ponderó el testimonio del matrimonio Estevanacio-Cárdenas. Recordó que el hombre -vecino de la familia Zúñiga- dijo que aquel día el joven llamó a su puerta, se mostró nervioso y le confió que "se había mandado una macana con un viejito del barrio San Martín".
Zaratiegui consideró que al día siguiente, al conocerse por los medios el homicidio de Volpe, el matrimonio relacionó el hecho con lo señalado por el joven. Llamaron a la Policía primero en forma anónima e identificándose después, actitud que valoró teniendo en cuenta que son vecinos y que a veces "ser buchón suele no ser gratuito". Pero "una cosa es un robo y otra un homicidio", sostuvo. A ello sumó la aparición de un cuchillo de cocina, doblado como si hubiera sido usado con fuerza; las pericias odorológicas de la Policía y las dactiloscópicas de la Gendarmería, que detectaron sobre el vidrio de la cómoda, en la habitación de la mujer, una huella compatible con la palma izquierda de Zúñiga.
La fiscal habló de "peligrosidad" en la actitud del imputado por haber aplicado excesiva violencia cuando podría haber reducido la resistencia de la mujer mayor de otra manera.
Como atenuantes tuvo en cuenta la juventud de Zúñiga, que "lo hace propicio a acciones irreflexivas" y destacó "la vida que le tocó vivir, en la que se evidencia una total falta de contención e incluso de intervención adecuada de los organismos del Estado, que cuando hablan de seguridad debieran pensar no sólo en la prevención sino también en la intervención de los organismos proteccionales para encauzar debidamente a la juventud, a través de la educación y de la asistencia, procurando aminorar los efectos que la droga suele generar en los jóvenes y de bajos recursos".
Por su lado Hugo Lapadat, defensor del imputado, criticó duramente la instrucción de la causa y anticipó que denunciará por ello al juez penal Pedro Funes y al fiscal Ricardo Falca. También cuestionó la actuación del jefe de la Brigada, comisario Alfredo Sosa, afirmando que "hace las cosas por izquierda, buscando resultados para las estadísticas y no la verdad en un hecho... un tramposo que no actúa con la ley en la mano sino tomando atajos".
Calificó de "dudosas" las pericias realizadas y consideró probable que "Zúñiga haya robado con otros en su barrio, pero ponerlo en un lugar de homicidio es otra cosa". Sostuvo que las declaraciones de Estevanacio fueron distintas las cuatro veces que las brindó. "Hay cosas que no cierran, como la acusación de que Zúñiga se llevó 1.000 pesos cuando en el departamento se encontraron 8.500", señaló, e indicó que la sangre en el cuchillo era de la mujer pero no de su defendido, a quien "nada le encontraron" en su ropa ni en los allanamientos.
Lapadat planteó la duda sobre si la mujer no pudo morir "al caer, por stress o por otras razones" y finalmente pidió la absolución del joven acusado.