Jueves 26 de Noviembre de 2009 Edicion impresa pag. 27 > Sociedad
Un viaje de estudios solidario a la Línea Sur
Chicos de un colegio de Buenos Aires pasaron una semana en Aguada Cecilio.

AGUADA CECILIO (ASA).- Durante una semana, un grupo de estudiantes de 5º año del instituto Pestalozzi de Buenos Aires compartió la vida cotidiana de los 15 niños que estudian en el establecimiento escolar de este paraje, convirtiendo su viaje de fin de curso en una experiencia tan emotiva como enriquecedora tanto para ellos como para la comunidad educativa del lugar, que el martes los despidió con un asado y la promesa de continuar con el vínculo.

"El intercambio que vivieron los chicos fue realmente muy fuerte, ya que los alumnos de Buenos Aires llegaron a instalarse en el establecimiento cargados de útiles, libros y ropa producto de donaciones que fueron colectando, e incluso con pintura con la que se ocuparon de pintar la fachada exterior del lugar, pero además con la intención de convivir con los chicos y compartir juegos, actividades y el día a día", manifestó Atilio Salinas, el supervisor de nivel primario de la zona atlántica.

Todo comenzó mediante un contacto realizado por Agustín Sánchez, un prestador turístico de Sierra Pailemán que conoce a algunos profesores de esta escuela porteña que dentro de su programa educativo incluye la organización de estos viajes con fines solidarios, en los que comienzan a trabajar con los chicos a partir de cuarto año, eligiendo la escuela a visitar y poniendo en marcha la recolección de donaciones.

"Cuando llegaron los alumnos, que fueron cerca de 20 chicos de entre 17 y 18 años, vinieron acompañados de dos coordinadores y provistos de carpas, ya que estaban dispuestos a pernoctar en cualquier sitio para no generar inconvenientes, pero pudimos albergarlos en la galería del colegio en la que durante esa semana descansaron en bolsas de dormir", apuntó Salinas.

A partir de allí comenzó a gestarse un entrañable vínculo entre los chicos, que durante los siete días de estadía compartieron su tiempo libre disfrutando de juegos organizados por los más grandes, lecturas y respondiendo a las numerosas preguntas de los pequeños de Aguada, interesados en conocer detalles acerca de su ciudad de procedencia.

"Por la mañana, después del desayuno y la jura de la bandera, los chicos se separaban y mientras unos iban a cumplir con la rutina cotidiana de sus clases los visitantes se encargaban de pintar la escuela y realizar algunas labores de mejora y reparaciones dentro del lugar, para luego volver a reunirse", explicó el funcionario.

La experiencia compartida también generó una verdadera revolución entre los vecinos de este paraje y de Arroyo Los Berros, ya que parte de la ropa y el calzado que trajeron los jóvenes fue repartido entre los pobladores, e incluso hasta el comisionado de Aguada, Walter Lobo, se ocupó de realizar todos los preparativos para la fiesta de despedida.

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