BUENOS AIRES (ABA.- Que fue una semana fatal la que acaba de atravesar el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, no es ninguna novedad; pero mucho menos conocida es la dura puja interna que se esconde debajo de la punta del iceberg.
En el bloque macrista de la legislatura se vivieron momentos de alta tensión antes de la exposición del debilitado ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, por el escándalo de las escuchas telefónicas que ya se cargaron a dos altos jefes de la policía porteña.
A tal punto fue espeso el clima que la presentación del titular de Seguridad en la legislatura se demoró más de cuatro horas. En ese lapso se trató de acordar una estrategia para amortiguar la embestida kirchnerista.
Lo cierto es que Montenegro, el ministro de Educación, Mariano Narodowsky -quien está en la picota por haber sido su cartera "refugio" del espía experto en escuchas Ciro James-, y hasta el titular de Salud, Jorge Lemus (cuya continuidad también está en duda) son en la interna del PRO funcionarios cercanos a la vicejefa de gobierno Gabriela Michetti, llamativamente ausente por estas horas de la disputa política con el gobierno nacional.
La diputada electa que encabezó la lista del PRO en la elección del 28 de junio, optó en esta instancia (más allá de sus visitas al médico por dolores de espalda) esperar que se aclaren las aguas para salir a la palestra.
Del otro lado, quien acumula poder es el jefe de Gabinete y amigo de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, paradójicamente victima de maniobras de espionaje.
Uno de sus hombres, el ex Director de Migraciones durante el gobierno de Menem, Diego Santilli, va ganando protagonismo y es el eventual reemplazante de Juan Carlos Picardo en Espacio Público.
Otro referente de Gabriela Michetti, el secretario de Gobierno Marcos Peña, va mutando según las olas.
Operaciones
De todas estas idas y vueltas políticas se habla cerca del ex presidente del club Boca Juniors. Pero sus huestes están convencidas que se orquestó desde el oficialismo una operación política de fuste para sacar a Mauricio Macri de la disputa por la Rosada en 2011.
La insistencia que puso Macri en la defensa de Jorge Palacios para que conduzca la Policia Metropolitana -reconocen asesores macristas- fue desde el punto de vista político un error; que ya se advertía apenas se le daba un vistazo a la causa sobre la AMIA en manos del juez federal Ariel Lijo. Por eso ayer hubo un giro y el jefe de gobierno reconoció que se equivocó con la designación de Palacios. (Ver recuadro)
De todos modos no es menos cierto que policía Palacios era un comisario ponderado por la embajada norteamericana; por el ex aliado de Macri, Ricardo López Murphy quien hablaba maravillas del hombre ahora caído en desgracia, y hasta por autoridades de la DAIA (el brazo político de la comunidad judía en la Argentina). Incluso, Juan Carlos Blumberg, en una entrevista con este diario, lo desvinculó completamente de sospechas que existían sobre Palacios por su actuación en la causa sobre el secuestro de Axel.
El haber armado una red de espías junto a su ahora desplazado sucesor Osvaldo Chamorro (un mecanismo del cual se acusó en numerosas oportunidades al kirchnerismo) son cuestiones que quedaron en manos de la justicia, en realidad de un magistrado como Norberto Oyarbide que en sus manifestaciones no pudo ocultar su "relación de afecto" con el oficialismo.
El propio Macri en conferencia de prensa le endilgó a Oyarbide "al menos" un "accionar temerario", a partir de varios hechos como que haya comparado a la policía porteña con la Gestapo, y referido a Cristina Kirchner como la "Excelentísima presidenta".
El familiar de una víctima de la AMIA Sergio Burstein -sobre quien se habrían realizado escuchas- y el fiscal de la causa AMIA Alberto Nisman también han tenido actitudes que denotan una muy buena predisposición hacia la administración K.
Yendo al plano partidario, las reacciones de los aliados de Unión- PRO demostraron que se trató de una coalición electoral pero que ahora dispara ambiciones poco compatibles de cara al 2011.
Por ejemplo, Francisco De Narváez busca distanciarse del impacto y ha renovado los contactos con el vicepresidente, Julio Cobos.
En tanto, el bonaerense Felipe Solá, ha manifestado que la alianza con PRO sigue en pie, pero que no respaldaría a un candidato no justicialista. Es que también el ex gobernador de Buenos Aires tiene sus aspiraciones presidenciales.
El gran talón de Aquiles en el proyecto nacional de Macri sigue siendo el no poder armar una estructura con referentes en el interior que le respondan.
El justicialismo disidente le pone hasta ahora demasiados reparos y el único que pudo avanzar en la convocatoria de dirigentes fue el jefe de la bancada macrista en la Cámara de Diputados, Federico Pinedo.
Mientras Macri espera dejar atrás estos días de escozor (que empezaron con las críticas del cardenal Jorge Bergoglio por su aval al matrimonio gay) para avanzar con su candidatura presidencial, no será fácil superar el desafío del cual depende el destino de su carrera política.