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La ciencia por la identidad | ||
Cuando Tamara decidió "comenzar un proyecto de vida sin fingimiento", averiguó sobre procedimientos disponibles para cambiar su aspecto físico. En 1996 realizó una consulta con la sexóloga Carmen E. Segonds, "ya que sentía odio a sus genitales masculinos", relata el fallo. En 1998 comenzó un tratamiento hormonal con estrógenos por cuatro años ininterrumpidos y se implantó prótesis mamarias. Todo lo acompañó con tratamiento psicológico paralelo y cuando su médica la autorizó, se realizó una "genitoplastía femineizante" en Chile. Una de las consecuencias de ese tipo de cirugía es la pérdida definitiva de toda potencia sexual masculina. (AR) | ||
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