Los mismos datos que recabaron los científicos de La Plata para realizar el análisis bacteriológico sobre el frente de los acantilados (así como los que en diversas ocasiones efectuó la bióloga del "Instituto de Biología Marina y Pesquera Almirante Storni" Maite Narvarte) son recabados anualmente por técnicos del programa de Control de Calidad, Conservación y Protección de los Recursos Hídricos (Cocaprhi) del Departamento Provincial de Aguas (DPA).
Sin embargo, los resultados obtenidos por este organismo (actualmente a cargo del licenciado Aldo Sisul) poseen la particularidad de ser siempre alentadores en relación a los aportados por otros estudios, ya que arrojan niveles de contaminación que nunca superan el umbral considerado como inadecuado para "aguas destinadas a balnearios, deportes acuáticos, pesca deportiva, comercial y de subsistencia".
¿La explicación científica acerca de este tema, aportada por uno de los profesionales con experiencia en este tipo de muestreos? Muy simple. Las cinco muestras que toma en la zona el Cocaprhi para los estudios siempre se recaban en noviembre, un mes en el que la carga de la playa es ínfima en comparación a la que se registra en plena temporada estival, es más baja la saturación del sistema cloacal y las temperaturas son más frías, lo que incide en el comportamiento de las bacterias, que reaccionan con más intensidad ante el calor.
En pleno noviembre algunos de los estudios mencionados en la nota central tampoco arrojaron contaminación, algo que sí se evidenció en el transcurso de los meses subsiguientes. (ASA)