Más de 300 vecinos y productores colmaron en la noche del viernes 13 el salón principal de la Escuela 273 de San Patricio del Chañar para asistir a un doble homenaje al ingeniero que creó la colonia agrícola.
El intendente Ramón Soto anunció que la calle Arroyito, principal acceso a al ciudad, pasó a denominarse ingeniero Roberto J. Gasparri. Y fue presentado el libro El visionario, escrito por Javier Avena, periodista del Río Negro.
Estuvieron los jefes comunales de las localidades vecinas, entre ellos el de Cipolletti, Alberto Weretilnek y , subsecreario de Producción de Neuquén en representación del gobierno provincial. Rodeados por sus hijos y nietos, hubo abrazos cargados de emoción entre los hombres y mujeres que acompañaron al ingeniero a partir de 1969 en la ardua tarea de convertir aquel monte de médanos, cañadores, alpatacos y jarillas en un oasis productivo. “Gracias pioneros por pensar en un lugar para nosotros”, decía un gran cartel que prepararon los chicos de la escuela. En las paredes, pegadas sobre cartulinas, había fotos que reflejaban cada paso de aquella epopeya.
En la apertura se escuchó un mensaje grabado de don Felipe Sapag, ausente por razones de salud. Sapag, quien dio un fuerte impulso como gobernador a la localidad, rescató la figura de Gasparri y su obra y señaló que “no fue comprendido en sus últimos años”. Y se leyó una carta de Ana María Orozco, también ausente por motivos de salud. Desde Río Cuarto, la ciudad cordobesa donde se radicó junto a su marido luego de la controvertida quiebra de la empresa, la viuda de Gasparri agradeció la iniciativa, envió un abrazo a todos los que trabajaron codo a codo junto al ingeniero y recordó “a los que ya no están”.
Luego habló el director de la escuela, Guido Cortez, quien recordó las donaciones de Gasparri al establecimiento, entre ellas tierras, maquinarias y elementos escolares.
“Presentar un libro siempre es motivo de alegría. Y si es dedicado a la memoria del ingeniero Gasparri, la alegría es doble”, dijo el maestro.
Mas tarde fue el turno del intendente Soto, hijo de un albañil que trabajó en Gasparri Hermanos durante la primera etapa. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, explicó que le parecía necesario rendir homenaje al pionero que con su trabajo permitió a los que siguieron “ser un productor, un empresario o un intendente”. Remarcó la gran obra de Gasparri y los valores que lo guiaron y agradeció al “espíritu de don Roberto” y de quienes lo acompañaron por crear un valle “tras acercar agua donde la naturaleza no lo había hecho y por ganarle al viento y la arena”.
Siguió el intendente de Cipolletti, Alberto Weretilnek, quien destacó el aporte de un empresario frutícola como Gasparri en la generación de riqueza. “Cuanto más fuerte es la actividad privada, menos trabajamos los gobernantes”, afirmó. Y explicó que aquellas sociedades a las que les va bien son “aquellas que planifican su futuro”. Por eso valoró el aporte de los pioneros “que no pensaron a tres o cuatro años. Trabajaron para dejarnos a nosotros lo que hoy vivimos y disfrutamos”.
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:: "El visionario", una breve charla con el autor.