Entre las palabras inspiradas del poeta, haciéndose un lugar en la tarima desde donde el líder exclama su denodado discurso político, junto a una copa de champagne o en el mismísimo campo de batalla, en la intimidad del hogar, en una playa, en un país exótico, ahí estaban ellos presentes y hasta diríamos, en ocasiones, decisivos: los perros.
María Rita Figuera ha elaborado un libro de particular erudición: la historia paralela, entrelazada, rara y sorprendente de los perros que acompañaron la vida de algunos de los más célebres, famosos y poderosos humanos que hayan poblado esta tierra.
"Los ladridos de la historia", que se presenta el 27 de este mes a las 20 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, no está compuesto exclusivamente de anécdotas, de esas que uno podría sacar a colación en una cena. No, María Rita va mucho más allá al describir situaciones íntimas, de entrecasa, con un detalle y un rigor que nos hacen entender que los perros han cumplido una función terapéutica y hasta cierto punto impensada en la existencia de los grandes nombres de la literatura, la música y la política.
-Creo que hay una pregunta de rigor, y más aun tratándose de este libro ¿Cómo surge la idea de escribir "Los ladridos de la historia?
-Siempre pensé que el vínculo entre seres humanos y perros es muy, muy fuerte, resulta atípico... no sé, a veces bizarro y otras, súper emotivo. Desde hace años quise escribir un libro sobre personas y perros pero encarado como está "Los ladridos de la Historia" fue recién cuando presenté el proyecto en Sudamericana. Me pareció atractivo mostrar la faceta mascotera de personajes célebres de distintos siglos. Antes lo había imaginado como libro de humor satirizando un poco la vida cotidiana del nuevo milenio. En cambio este libro no tiene nada de comicidad, al contrario. Es sensible, no sé si dramático pero tiene una pátina esencial de emotividad y ternura. Y no me quedé en el presente sino que hice un viaje por escenarios y épocas diversas.
-¿Cómo fue tu proceso de investigación o de documentación? Digo esto porque francamente algunos párrafos muy eruditos demuestran un conocimiento de situaciones íntimas que a uno lo sorprenden. Ayudan a entender mejor a ciertos personajes históricos.
-Me llevó mucho tiempo, mucho material, del que sirve y te soluciona parte del trabajo y material que desechás... es inevitable. Para escribir sobre los perritos de estos personajes sí o sí tuve que leer mucho sobre ese ser humano que protagoniza cada capítulo: su contexto, su cotidianidad, sus manías y virtudes. Los perros también deben aparecer en su intimidad pero no como un adorno estático. Sus ladridos agudos, sus olores, el pelaje salpicado por todas partes... el ser de patas y hocico ubicado en primer plano. Me ayudó situarme como en un guión cinematográfico y elegir qué contar y cómo hacer hablar a cada personaje. Son hombres y mujeres tan fuertes que tuve que optar por una o dos historias dentro de las miles y miles que vivió cada uno. Como también, meter personajes secundarios. Por ejemplo Trotsky. ¡Tanto para hablar sobre él! Elegí ubicarlo en México y aprovechar que tanto él como su asesino amaban, tenían fascinación por los Borzoi, los galgos rusos. Esa macabra similitud me pareció el eje del capítulo. Y así cada uno.
-¿Qué crees que suma o cubre o compensa la presencia de los perros en las vidas de personajes tan destacados y al mismo tiempo, probablemente, atormentados por sus vidas llenas de acción y entrega?
-Bueno, eso es lo que me llama la atención, precisamente. Fijate que cada uno ha sido poderoso. Así sea por haber reinado, por el poder militar, por el poder que da la belleza o la fama glamurosa, por el talento artístico, la inteligencia, etc. Entonces, por un lado tenés personas arrogantes, despiadadas, con egos desmesurados y la otra cara, es que cada uno necesitó de su perrito para mostrar su costado más vulnerable, más sensible. Lord Byron, Schopenhauer, María Antonieta, Brigitte Bardot en su época de esplendor, varios reyes de Inglaterra, la actual reina a la cabeza, fijate que son disímiles entre sí, pero con algo en común: haberse mostrado casi como criaturas espontáneas ante sus perritos y ante los perros en general. Creo que si se tiene perro para convivir el día a día, se contemplan todos, no sólo los propios. Es más, me atrevo a pensar, que por complejo de superioridad o de inferioridad, estos personajes del libro recibieron afectivamente de los perros lo que no supieron o no hubo por parte de otros seres humanos.
-¿Por qué perros? Al parecer los gatos ha tenido su papel en la historia de las personas...
-¡Claro que sí! Muchísimo. ¿Sabés qué lindo sería hablar de Borges, Cortázar, algunos presidentes, García Lorca, Richelieu? Por una razón de espacio... el libro estaba muy largo, tuve que sacar dos capítulos. Opté por el de Mozart y el de Hemingway. Esto contesta también una de tus preguntas. El de Mozart porque no me satisfacía el material que había obtenido y el de Hemingway porque siento que los gatos fueron más importantes para él. Además, él era un felino cazador. Personalmente, si bien tengo más onda con los perros, admiro a los gatos, los considero seres superiores. En el criterio editorial primó no mezclar en un solo libro perros y gatos, nada más que por eso.
-Me hiciste pensar en Mickey Rourke y sus perros. Dicen que el actor, ahora en alza de nuevo, tuvo un momento de extrema depresión cuando murió uno de sus pequeñísimos perros que siempre lo acompañaba, lo único que le iba quedando de un pasado donde tuvo fama y fortuna.
-Absolutamente. Era conmovedor ver semejante corpachón con un diminuto chihuahua. Su perrito debe haber sido el único que no lo miraba raro y asombrado porque su rostro se fue estropeando. Se me viene a la cabeza una anécdota. En reunión con la editora de mi libro, una profesional excelente -Florencia Cambariere- me contaba que había trabajado en la edición del libro de Fernando Peña. Ella no es muy mascotera entonces veía las cosas con objetividad y se conmovió por el amor que sentía Peña por su caniche. Salvando las distancias, lo de Mickey Rourke lo relaciono con Bardot o con momentos de Rodolfo Valentino. Si hilamos más finito, el galán maduro que fue Bogart no se sentía almidonado ni petiso frente a sus perros y tomaba whisky a destajo. Ellos no le iban a gruñir por eso.
-¿Qué sensación, qué pensamientos, qué ideas te dejó este libro luego de que lo terminaste?
-Apenas salió, neurótica como soy, me empecé a criticar pero eso es inherente a mí, así escriba sobre fútbol, gastronomía o croché. Con la pregunta vos apuntás a otra cosa. Siento que me di un gusto y trabajé duro. Me siento gratificada por lo que me dicen lectores con los que he tomado contacto. El desafío justamente era encontrar el timming, las vivencias, la impronta de cada perro, de cada ser. Nunca quise hacer ver que la gente que ama a los perros es mejor persona, nada de eso. Hubo un Hitler, un Alejandro Magno. Si hablo de Perón no es con la visión de una Unidad Básica ni una visión antiperonista, es un líder exiliado jugando en Madrid con sus perritos bandidos. Quise hacer un homenaje al mundo canino y reitero, me di un gustazo. Hablar de Freud o de Bioy? María Felix, desde este punto de vista me resulta fascinante. Para que me entiendas porque me voy por las ramas: si fuera perra miraría el libro y movería la cola, así de simple.
-Leer tu libro me hizo sentir, una vez más, que los perros parecen personas reencarnadas que alguna vez supieron andar en dos patas.
-¡Claro! Y tal vez algunos seres humanos en otra vida fueron pastores de rebaño o perritos de compañía. O cazadores. Mirá, no es hacer una apología del trato con los perros, al contrario. A veces pienso que muchos dueños de perritos no los tratamos como animales sino como seres que vienen de otra civilización. Como si fueran casi humanos que hablan otro idioma y tienen costumbres raras, distintas. Te lo dije antes, es muy muy atractivo el vínculo.
-¿Recuerdas la frase "Más conozco a los hombres más quiero a mi perro"?
-Bella y exacta frase pero prefiero cambiarla por... no sé... "Conozco gente que es leal y digna como un perro". Ésa es mi visión, mi sentir. No podría vivir sin un perro ni podría sin estar en contacto con seres humanos apreciados.
-¿Cuál es el primer perro que se te viene a la mente, ahora mismo, de todos los perros acerca de los cuales escribiste para tu libro?
-Ja ja, me da por hacer trampa y decirte que muchos me vienen a la mente. Como ejercicio y juego de la mente... no sé por qué... se me instala el de Schopenhauer. Me alucina que un hombre con una inteligencia, una cultura, una formación de cuna impresionantes despreciara tanto a sus semejantes y a ese caniche le hablara, lo sacar a pasear, que se volviera de adulto el niño que no supo ser. Como si su espíritu atribulado encontrara un antídoto.
-¿En qué nuevo proyecto estás trabajando luego de hacer "Los ladridos de la historia?
-Me encantaría hacer "Los maullidos de la Historia". ¡Ojalá! También me daría un gusto porque los dueños o amigos de los gatos consiguen o han conseguido un feeling atractivo, más misterioso y acompañado por la mala prensa que injustamente tienen los felinos. Por otra parte estoy ordenando un material de monólogos de gastronomía donde se describen comidas y alimentos según la valoración que le hacemos los seres humanos.
CLAUDIO ANDRADE
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