Diputados provinciales que responden a Elisa Carrió -pero que "no hablan con Dios", según bromearon ante un legislador kirchnerista-, sostienen que la líder de la Coalición Cívica está convencida de que los Kirchner no son ajenos "a la escalada de violencia" denunciada en embajadas y que existen sectores políticos y empresarios locales decididos a "ir por el gobierno" en una suerte de reedición de la tragedia del 2001.
Los "lilitos", que se presentan como garantes del orden constitucional, recomendaron seguir con mucha atención desde el martes el juicio que le inició Eduardo Duhalde por calumnias e injurias, luego de que Carrió lo acusara de ser el responsable del crecimiento de la droga en la provincia de Buenos Aires.
En la Rosada aceptan que el nivel de tensión por la proliferación de conflictos gremiales y la distribución de recursos estatales asignados a cooperativas de empleo -que dieron lugar al insólito corte piquetero de 31 horas en la avenida 9 de Julio- podría ir peligrosamente en aumento. Y hasta alcanzar un pico mayor. Pero le quitaron dramatismo al mal augurio de "Lilita". Se consideran "curtidos" en estas lides.
Sin dejar de admitir la complejidad de los pleitos -avivados por grupos de base de orientación trotskista que desplazaron a sindicalistas del peronismo tradicional, en la alimenticia Kraft y en subterráneos, por ejemplo-, la presidenta Cristina Fernández puso la lupa en el tema de la pobreza. La asignación de 180 pesos por cada hijo de desocupado o trabajador en negro tiene el propósito de tirar una soga a los más humildes y provocar la reactivación del mercado interno.
Un estrecho colaborador de Cristina espera ser recibido en audiencia para exponerle un puñado de medidas de fondo y enfrentar el problema de la inseguridad que sobre todo tiene a maltraer a populosas comunidades del Gran Buenos Aires.
En el afán de recuperar la adhesión de la clase media -que huyó espantada del kirchnerismo a partir de la pelea con el campo-, ese funcionario urgirá a la presidenta a dar una respuesta institucional que contrarreste con eficacia al flagelo de la delincuencia común que se vale de menores de edad para cometer tropelías.
"(Daniel) Scioli dice lo que la gente quiere escuchar, pero por sí solo no puede resolver este tema tan grave", advertirá quien ha elaborado un programa para centralizar las tareas de las fuerzas de seguridad, fragmentadas y muchas veces sospechadas.
"No basta con pedir leyes más duras, hay que actuar coordinadamente dentro de las normas vigentes", señalará en obvia referencia a los comentarios de Scioli, en el sentido de "abatir" a los malvivientes.
El corto y deslucido papel del gobernador al frente del Partido Justicialista también parece llegar a su fin. Para no "regalar" espacios a Duhalde, quien anunció que luchará por la conducción del PJ y así desbancar a quien lo atacó sin piedad para no convertirse en su "chirolita", el consejo nacional de la agrupación tratará el martes de hacer volver a la jefatura a Néstor Kirchner. El pingüino había renunciado luego de la derrota electoral del pasado 28 de junio, tras lo cual no hizo otra cosa que recomponer un poder que parecía licuarse entre sus manos. ¿Cuántos dieron por muerto antes de tiempo al ciclo K?
Si bien mantiene intacta la inquina manifiesta contra él de los conductores principales de la mesa de enlace agropecuaria, Kirchner está tratando de volver a seducir a productores de la Federación Agraria. El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, ya instrumentó 500 millones de pesos para paliar dificultades registradas en zonas de sequía feroz.
"Ni Cristina ni yo tenemos rencores", le dijo por teléfono Kirchner a un sorprendido Manuel Forster, protesorero de la FAA. Lo hizo después de tratar de reconciliarse con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y luego de admitir que el tratamiento de la reforma política quedará concluida con la composición del Parlamento que asumirá el 10 de diciembre, tras la búsqueda de consensos.
Kirchner cavila si, pese a sus promesas, convierte en "testimonial" su candidatura a diputado nacional. Cada vez son más los que le aconsejan no asumir si es que realmente está planificando ser candidato presidencial para el 2011. "No sería el mejor escenario, cualquiera se te animará y te sacará de quicio", le avisó un ex diputado que se dedicará a equilibrar en diarios, radios y televisión lo que considera "una campaña mediática donde todo sirve para atacar al gobierno".
Si uno escucha a Luis Biolcati, de la Sociedad Rural; a Héctor Méndez, de la Unión Industrial, o a Duhalde, podría pensar que los días del gobierno de los Kirchner están contados.
En un paréntesis de su ciclo "Café las palabras", el ex canciller Rafael Bielsa conjeturaba que en un escenario menos crispado -no lo es el actual, por supuesto- Kirchner tiene chance de recuperación.
"Tenemos un núcleo duro de apoyo del 30%. Si la ayuda a los desposeídos funciona, mejora la economía y hay una recuperación salarial, podemos sumar un 10% más?, evaluó.
Su interlocutor, espantado con piqueteros como Luis D´Elía y Emilio Pérsico y crítico implacable de los métodos de "escrache" en patota como los que sufrieron el peronista Agustín Rossi y el radical Gerardo Morales, le apuntó a lo que más le teme la sociedad: el salto al vacío. Por eso, avisó, el martes será uno de los que propondrán la vuelta de Néstor Kirchner al peronismo.
ARNALDO PAGANETTI
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar