Imprescindibles en las urgencias, lo mismo que los médicos o los bomberos, los cerrajeros celebran hoy su día.
Andrés Ángel Martínez lleva décadas siendo "el" cerrajero de Río Colorado y prácticamente su apellido está unido indefectiblemente a su oficio. El cerrajero Martínez es para todos los vecinos una dirección donde recurrir, una solución a los problemas que surgen. Tiene 82 años, pero una vitalidad envidiable, que contagia muy rápidamente.
En charla con "Río Negro", Ángel recordó sus comienzos en la actividad que le sigue gustando como el primer día. En rigor a la verdad, su primer oficio fue el de carpintero que aún mantiene, pero al confeccionar puertas, aparecía asiduamente la necesidad de colocar una cerradura, reparar otra o realizar una adaptación.
Entonces decidió tomar un curso y aprender los secretos de la actividad que lo iba a acompañar el resto de su vida. Corrían los primeros años de la década del sesenta y por ese motivo tiene muy bien ganado el título de "Primer cerrajero de Río Colorado".
A lo largo de los años, acumula anécdotas divertidas, generalmente ligadas a personas que quedaron encerradas en vehículos o dependencias particulares y que don Ángel liberó con su sapiencia y habilidad. Más de una vez ha debido ingresar por una ventana o saltar un paredón cuando con ello alcanzaba. Sin embargo cuando eso no era posible, "hubo que perforar la puerta" explica sin perder el humor.
Centenares de llaves de bronce lo rodean diariamente en su taller ubicado en calle Roca, siempre dispuesto a salvar una emergencia.
Incluso es convocado periódicamente por la justicia para realizar trabajos a pedido de las autoridades. Lo ayudan en la tarea, sus hijos Miguel Ángel y Dani, que ya conocen a la perfección el oficio y continuarán con el legado familiar. (ARC)