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Los juegos de mesa invaden las noches estadounidenses | ||
La velada se desarrolla en un salón de un hotel de Arlington, en las afueras de Washington, la capital federal de Estados Unidos, y reúne a varios cientos de personas. | ||
Alcohol, música y vestimenta sexy constituyen muy a menudo la ecuación básica sobre la vida nocturna. Pero en Estados Unidos a algunos se les ocurrió incluir juegos de mesa, impulsados por la nostalgia y el deseo de divertirse de otra forma. Gritos, ahogos, movimientos enérgicos... pero no es una pista de baile. Se trata de cuatro noctámbulos concentrados en el "Hungry hungry Hippo", un juego de mesa clásico en el cual cuatro animales de plástico se afanan por atrapar las bolas que saltan frente a sus enormes bocas. "¿Listos? ¡Ya!", grita un joven agitando frenéticamente la cola del animal para accionar la boca. La velada se desarrolla en un salón de un hotel de Arlington, en las afueras de Washington, la capital federal de Estados Unidos, y reúne a varios cientos de personas. En el fondo del salón, un DJ se ocupa alterna música soul. El encuentro, bautizado "Playdate" (cita con el juego) fue lanzado en 2005 por Timeless Entertainment concept (TEC), empresa especializada en el entretenimiento. Se ha desarrollado regularmente en una veintena de ciudades estadounidenses, como Miami (Florida, sudeste) o Austin (Texas, sur). La idea es proponer "una alternativa a la vida nocturna para las personas que no tienen ganas de ir a una discoteca", explicó uno de los organizadores, Tony Sharpe. "El mundo de la noche es el mismo desde hace 10, 20 o 30 años", indicó otro organizador, Orin Gillian. "Entonces intentamos hacer algo un poco diferente. La gente se divierte y revive el clima que vivía cuando eran niños". Para refrescarles la memoria, Playdate pone a su disposición los grandes clásicos del género: el juego de la oca, el Monopoly, etc. Pero tampoco faltan las cartas, el billar o el futbolín. Una jugadora, Arlene Williams, de 30 años, con un top blanco a rayas negras y espalda descubierta, eligió el juego de la Torre infernal, que hay que construir pacientemente con trozos de madera vigilando que no se caiga. "Quería hacer algo diferente. Crecí jugado con estos juegos. Me gusta ir a la discoteca pero a veces es demasiado", contó. Pero aunque los juegos son infantiles, los jugadores son adultos, y su comportamiento también. Nada de vasos de leche en las mesas sino más bien cócteles, copas de vino o cervezas. Muchos jugadores van solos, además, como Eric Randolph, un ejecutivo de 42 años. Playdate es "la ocasión de conocer gente en un entorno completamente diferente", estimó. "En la discoteca -explicó- uno se encuentra a menudo en situaciones estereotipadas. Acá es diferente, puedes conocer gente más naturalmente, es cuestión de divertirse un poco". Y "¿quién sabe", confiesa. Tal vez se pueda encontrar el alma gemela. (AFP) | ||
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