BERLÍN.- La canciller alemana, Angela Merkel, regresó ayer al puente de la Bornholmer Strasse, el punto en el que vivió la caída del Muro de Berlín y el primer puesto fronterizo que se abrió en la noche del 9 de noviembre de 1989.
Muy sonriente pese a la lluvia y el frío, la jefa de gobierno alemana, acompañada por el ex presidente soviético Mikhail Gorbachov y el ex líder sindical y presidente polaco Lech Walesa, se abrió paso entre la multitud para acceder, como hicieron miles de personas aquella noche hace 20 años, a la parte occidental de la ciudad.
La caída del Muro fue el "resultado de una larga historia de falta de libertad y de lucha contra esta falta de libertad", afirmó.
Junto a ella y portando paraguas, cruzaron el antiguo control una centena de ex disidentes de la extinta República Democrática Alemana (RDA) y el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit.
Muchos alemanes, que lanzaban vítores a la canciller, mostraban orgullosos a las cámaras sus antiguos pasaportes de la RDA, en los que los guardias estamparon el sello que autorizaba la salida al oeste, pero que hasta entonces implicaba la prohibición de regresar a la Alemania Oriental.
En ese puente, muy cerca de donde vivía entonces la canciller, en el barrio de Prenzlauer Berg, los guardias de la República Democrática Alemana abrieron la frontera a las 21:30 del 9 de noviembre, cediendo a la presión de un millar de personas que se agolparon, documento en mano, para cruzar a Occidente después de que la cúpula comunista anunciase por un malentendido que se abrirían las fronteras de inmediato.
"Gorbi", gritaban ayer cientos de personas saludando a Gorbachov, que con su política de reformas y transparencia envió una luz de esperanza a la Alemania comunista y puso las bases de la caída del comunismo en Europa.
Merkel agradeció a Walesa y Gorbachov su contribución clave a la caída del Muro, pero también a los alemanes del este, que protestaron con valor contra el régimen comunista y lograron el cambio en Alemania y Europa.
Los cambios en Polonia dieron mucho ánimo y valor a los alemanes del este, dijo Merkel en agradecimiento a Walesa. El sindicato Solidaridad fue "un increíble aliciente", agregó.
Las celebraciones del vigésimo aniversario de la caída del Muro comenzaron en horas de la mañana con un oficio religioso ecuménico en la Iglesia de Getsemané, también en Prenzlauer Berg y uno de los centros de la revolución pacífica de 1989.
A la ceremonia asistieron Merkel y el presidente federal alemán, Horst Köhler, quien llamó a los alemanes a no olvidar que el 9 de noviembre es también aniversario del comienzo de la persecución de los judíos en el nazismo.
BURKHARD FRAUNE
(DPA)