NEUQUEN (AN) - El gobierno nacional guardó agua en los embalses del río Limay durante el invierno para atender una demanda energética que no se acercó a la de años anteriores y ahora, como consecuencia de esa política, hay dos presas que tienen que abrir sus vertederos para bajar los niveles de los lagos.
Es la consecuencia de esta maniobra en la cuenca lo que hizo subir los caudales del río aguas abajo de la última presa del Limay, Arroyito, la que regula el agua con la que llega a la Confluencia.
Desde la semana pasada, Piedra del Aguila y su compensador, Pichi Picún Leufú, abren sus vertederos para cumplir con el volumen que deben desembalsar de acuerdo con los compromisos de la norma de manejo del agua.
En realidad, Piedra del Aguila, la presa que está concesionada al grupo argentino Sadesa, tendría que haber abierto el vertedero hace meses porque el nivel de su embales excedía largamente el máximo permitido por las normas, pero la política de las autoridades fue otra.
Para colmo, una de las turbinas de la central está fuera de servicio por una falla en su transformador de bloque y eso de reduce la capacidad de transformar en energía el agua que deja pasar.
La apertura del vertedero de una presa es un hecho extraordinario. Este dispositivo de alivio de una obra hidráulica de esta magnitud fue diseñado para casos de emergencia o para maniobras rápidas relacionadas con manejos del río.
Como Piedra del Aguila es de por sí la presa más singular de la región, su vertedero tiene atractivos extras. La obra es la única del tipo de gravedad que hay en el norte de la Patagonia, con su estructura de 172 metros de alto (como un edificio de 50 pisos) de puro hormigón y detalles de construcción que no se ven porque están dentro de la roca.
Su vertedero es tan potente que puede dejar pasar hasta 10.000 metros cúbicos por segundo (la crecida extraordinaria de 2001 llegó colmar el río Negro con casi 2.200).
Compensador
Pichi Picún Leufú es el compensador de Piedra del Aguila: debe imitar sus erogaciones porque no tiene prácticamente embalse. Esta circunstancia hace que también desde esta presa haya que echar mano al vertedero para que los caudales entrantes no terminen pasándole por encima, lo que significaría el colapso de la obra.
Es en ese punto medio del río Limay que se inicia el desembalse que termina haciendo crecer los caudales que llegan a la Confluencia, donde esta semana hubo que evacuar familias de varias islas.
Desde la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) advirtió el representante neuquino, Elías Sapag (hijo), que las islas pertenecen al río y, como tales, son inundables.
Hace tres años que el gobierno nacional cambió su política con la generación hidroeléctrica en el Comahue. Decidió, a instancias del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ir almacenando agua en los embalses del tramo superior del Limay para que, cuando llegue el momento de mayor demanda eléctrica, cada metro cúbico pase por las turbinas de las cinco centrales.
La repercusión en Argentina de la crisis económica global hizo caer el consumo de electricidad en un 1,2%; algo parecido ocurrió con el gas, que es el insumo que mueve las usinas térmicas.
Lo preocupante es que si no se reduce ahora el nivel de los embalses y se deja esa maniobra para el verano, se pone en riesgo la producción en el Alto Valle.
La fruticultura exige que el río no llegue con grandes caudales porque se evitaría el necesario descenso de la napa freática que afecta las raíces de los árboles.