Lunes 02 de Noviembre de 2009 Edicion impresa pag. 22 > Sociedad
La ganadería, entrampada entre la sequía y el sobrepastoreo
Estudio histórico demuestra que fue una ecuación fatal. La recuperación sólo será posible si el clima ayuda.

VIEDMA (AV).- El clima cambiante de la última década y las condiciones fluctuantes en el mercado fueron un cóctel peligroso que se transformó en una trampa para los productores del noreste de la Patagonia.

Al principio de período mencionado, el promedio de lluvia registrado fue superior a la media de años anteriores. La variable económica en ese momento era alentadora y los campos se poblaron de ganado, aún superando los límites que determinan el sobrepastoreo.

Pero, la sequía intensa del último lustro y los cambios en la ecuación de rentabilidad, provocaron una caída estrepitosa en las cargas, con hacienda diezmada, malvendida o faenada, que redujo sensiblemente la cantidad de cabezas y vientres existentes.

El desafío que plantea un reciente informe solicitado a expertos por los ministerios de Producción de la provincia de Río Negro y de Asuntos Agrarios de la de Buenos Aires, radica en definir, -siempre y cuando los niveles de precipitación regresen a valores de ciclos anteriores- cómo se recompondrá el stock ganadero en la región, evitando las cargas excesivas, y de qué manera se podrá crear un sistema de alerta y contingencia frente a un nuevo período de sequía que pueda volver a impactar sobre la actividad pecuaria.

Tabaré Bassi, director de Ganadería de Río Negro; Daniel Miñón, de la Estación Experimental del INTA Río Negro y Hugo Georgetti de la Chacra Experimental de Patagones, dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios de Buenos Aires, llevaron adelante un minucioso estudio que permitió relacionar los regímenes de lluvia, los rendimientos de forraje y las variaciones en las cantidades de animales, desde el 2001 a la actualidad, en la zona Patagonia Norte A, que incluye los departamentos de Roca, Conesa, Pichi Mahuida, Adolfo Alsina y Avellaneda en Río Negro, y el partido de Patagones en Buenos Aires. Con esos cruces de información, fue posible además elaborar recomendaciones para una sustentable y precavida recomposición del stock.

El relato de los sucesos del período llevaron a un diagnóstico preocupante de la situación actual y el progreso futuro. Los expertos coincidieron en que durante el ciclo húmedo, producido desde 1997 al 2004 y, favorecido por condiciones económicas nacionales e internacionales, se produjo un crecimiento de más del 15 por ciento del stock. Cinco años posteriores de sequía imposibilitaron sostener el tamaño del rodeo regional.

Los cálculos teóricos sobre la producción primaria neta permitieron comprobar situaciones de sobrepastoreo en 7 de los 9 años estudiados, con un 25 por ciento de sobrecarga, que significó además, mayor deterioro de pastizales.

Se cuenta actualmente con unas 260 mil vacas y la carga base recomendada es de unas 100 mil vacas más.

Sin embargo, ese aparente déficit de vientres, en un marco de sequía que no cesa, podrá ser compensado -siempre y cuando aumenten las precipitaciones- de manera gradual y bajo determinadas condiciones a cumplir, para evitar mayores males futuros.

En cuanto a los niveles de lluvia registrados, el informe contempla algunos años más, estableciendo tres series.

Desde 1988 a 1996 con 328 milímetros promedio por año, de 1997 a 2004 con 432 de promedio y desde 2005 a 2008 con 279 mm de promedio y en franco descenso. En las dos primeras series hubo alternancia entre años más y menos lluviosos, aunque en la tercera siempre se estuvo bajo la media regional.

El crecimiento del stock bovino parecería responder a la humedad disponible en la segunda serie.

Este efecto de arrastre causa el mayor contraste, coincidiendo las mayores cargas con las menores precipitaciones. Un cóctel tramposo que no debería volver a producirse.

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