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La movida nocturna se prolonga cada vez más | ||
Las salidas duran hasta las 10 de la mañana. Muchos jóvenes siguen bebiendo hasta esa hora. | ||
NEUQUÉN (AN).- La movida nocturna neuquina es de largo aliento y lo que arranca a la medianoche, con la previa, se extiende después del boliche en un after que va hasta las 10 de la mañana. Menores y borrachos, indistintamente del género, son parte de la acuarela matutina que ha llevado a los funcionarios comunales a estudiar la posibilidad de poner un tope horario a la venta de alcohol principal problema de los jóvenes de la región (ver recuadro). "Río Negro" recorrió la noche y amaneció junto a miles de jóvenes que deambulan por la ciudad resistiéndose a volver a sus hogares en pro de permanecer en una fiesta infinita. Cuando las penumbras ultiman al día comienzan los preparativos que incluyen algunos mensajes de texto y llamados telefónicos para definir detalles. Pero recién a la medianoche miles de jóvenes ganan las calles para dar vida a la movida nocturna y su folclore. Todo arranca con la previa, como se denomina en la jerga juvenil a las rondas que realizan por distintos bares y espacios públicos de la ciudad. La finalidad de la previa es juntarse con amigos, conocer gente y apurar los primeros tragos, cerveza y energizantes son los favoritos, ya sea en un bar céntrico, estacionados a la vera del río Limay o alrededor de la Plaza de las Banderas. Los noctámbulos jóvenes inician su ingreso a los boliches a partir de las 2 de la madrugada pero el malón arriba en promedio alrededor de las 4:30. El alcohol dentro de los locales bailables abunda y a la tan codiciada cerveza se suman las bebidas blancas que dejan a varios al borde la borrachera. La claridad de las primeras horas del día no parece interrumpir la fiesta y recién cuando el sol extiende sus rayos sobre la ciudad se inicia el éxodo que va de las 7 hasta las 8.30 en promedio. A esta hora son recurrentes las escenas de jóvenes saliendo de los boliches en condiciones precarias de estabilidad. Este diario observó parejas que se desconocían entre ellos por los efectos del alcohol, chicas sumamente descompuestas que eran ayudadas por sus pares a subir a un auto particular o un taxi que los lleve a sus hogares. También se captó el momento en que una horda de patovicas redujo a un joven alcoholizado que parecía no tener freno para su furia y que finalmente fue entregado a la policía. Además se observó a mujeres y varones que de manera osada se animaban a conducir con su vaso de cerveza en la mano. La noche convertida en día no concluye con la salida del boliche. De estos locales un grupo importante de jóvenes evita la luz del sol recluyéndose en los bares céntricos donde se continúa, con alcohol o café en el mejor de los casos, en lo que se denomina el after que se extiende en promedio hasta a las 10 del domingo. Finalmente, estos miles de jóvenes retornan a sus hogares a donde llegan listos para caer postrados en sus camas de las cuales la mayoría ni siquiera se levantará para almorzar con la familia, una institución en decadencia.
GUILLERMO ELIA | ||
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