Jueves 29 de Octubre de 2009 Edicion impresa pag. 36 > Deportes
OPINIÓN: Vivir del momento

El día que Independiente presentó su bonito estadio, Racing, su vecino de Avellaneda, fue noticia al dar marcha atrás con lo que había nacido mal: la idea de contratar como DT al alemán Lothar Matthäus, basada más en el marketing que en el deporte.

Ya no se trataba del riesgo que suponía contratar a un entrenador germano que desconocía por completo la actualidad del fútbol argentino, sino, ante todo, la de buscar a un hombre con historia en el fútbol, pero como jugador, porque como DT sólo había cosechado resultados discretos y exhibido inestabilidad emocional.

Los lugares comunes suelen adjudicar el patrimonio de actitudes inmaduras e inestables a personajes de esta parte del mundo, como el ejemplo de Diego Maradona, pero como la vida suele ser algo más compleja también en Alemania, como en cualquier otra parte de la tierra, hay personalidades cambiantes. Y Lothar Matthäus, se sabía, era una de ellas.

Pudo más el marketing que el criterio deportivo y Racing se sintió noticia de Primer Mundo cuando el anuncio sobre la posible incorporación de Matthäus dio la vuelta al globo. De Caruso a Matthäus, sin pasos intermedios, sonaba raro, pero se sabe que las operaciones de marketing no responden muchas veces al sentido común.

En rigor, Racing terminó siendo noticia, pero por la desprolijidad con la que se manejó el caso. Y también porque su equipo continúa sin dar pie con bola y sigue último en las posiciones, cada vez más amenazado con el descenso. Para peor, un sector de sus fanáticos decidió atacar al nuevo estadio de Independiente.

El Rojo levantó una obra casi imposible para estos tiempos, con dineros propios, más allá de polémicas por los atrasos y eventuales sobreprecios. Independiente también debilitó a su equipo pues puso la prioridad en el estadio y, además, sufrió por los recambios masivos de plantel, sin continuidad posible para tener un trabajo a largo plazo.

Es que el largo plazo existe cada vez menos en el fútbol. Bien lo puede decir el chileno Manuel Pellegrini, que hace dos meses planeaba ser el Alex Ferguson del Real Madrid y hoy parece al borde del despido, tras el ridículo de su equipo de estrellas ante un humilde club del ascenso, que le ganó 4-0 por la Copa del Rey.

En los 90, el último presidente de club grande que construyó un estadio, Fernando Miele, soñó con que San Lorenzo lo reconocería con el bronce eterno por su obra del Nuevo Gasómetro.

Pero menos de una década después Miele terminó siendo echado por los socios del club bajo graves cargos de corrupción y hoy es un NN en el mundo del fútbol. No se pretende decir aquí que Julio Comparada puede recorrer igual camino. Pero sí recordar que el fútbol vive del momento. La inauguración de ayer tal vez sea un momento "inolvidable" para muchos. Pero los momentos del fútbol, hay que decirlo, son cada vez más fugaces.

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

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