Jueves 29 de Octubre de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Internacionales
Los cárteles mexicanos llegan a Bolivia

LA PAZ (AFP).- La policía antidrogas de Bolivia afirmó que cárteles mexicanos de la droga financian a las mafias bolivianas, colombianas y peruanas para asegurarse la provisión de cocaína y, así abastecer sus mercados en Europa y Estados Unidos.

"Hoy en día la que pone capital es la mafia mexicana o cárteles que disponen de capitales ingentes. Estas cantidades de dinero se entregan a las mafias colombianas que administran estos capitales y que, naturalmente, los invierten en Colombia, Perú y en Bolivia", explicó a la prensa el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), coronel Oscar Nina.

Nina -basado en informes de inteligencia- dijo que esa es una de las razones por las que se torna difícil dar con los cabecillas de esas bandas, al explicar el fracaso de una operación masiva en la localidad de San Matías (este de Bolivia) en la que no se capturó a ningún narco ni se decomisó droga. " Los cabecillas están en México", sostuvo. "Lo que hay en nuestro país no son cárteles, sino organizaciones criminales que son los sirvientes de los colombianos, que, a su vez, trabajan para los mexicanos. Ese es el nivel de una organización", agregó. "El movimiento del narcotráfico en el mundo (depende de) estas organizaciones mexicanas. Todos trabajan para ellos. Exportan (los cárteles mexicanos) cocaína a Europa, Estados Unidos, África y Asia", relató.

Por su parte, el ex jefe antidrogas Ernesto Justiniano había advertido sobre la entrada a Bolivia de organizaciones colombianas y mexicanas, que tienen el capital y el conocimiento para la comercialización de la cocaína, y sobre todo controlan las rutas de la droga a EE. UU. y Europa. Para Justiniano Bolivia "está produciendo tanta cocaína que no tiene cómo exportarla toda". El 80% de la coca que sale se va a Brasil, afirmó. Según la ONU, en territorio boliviano hay unas 30.000 hectáreas de coca, de las que sólo 12.000 son consideradas legales, para usos tradicionales como masticación, infusión y ritos religiosos andinos.

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