NEUQUÉN (AN).- "Estamos de acuerdo con (Jorge) Sapag de que es necesaria la paz social pero su gobierno es el que atenta contra esa paz porque no prevé las medidas imprescindibles y mínimas para evitar las explosiones sociales. Después culpan al que explotó y no al que no lo evitó. Encima que el gobierno usa a la gente, no les cumple a los que usa", dice Rubén Capitanio, cura de Centenario.

El cura de Centenario entiende que "el gran desacierto de Sapag es no cumplir con el cambio que prometió y si no lo pensaba llevar adelante a ese cambio es un acto de falsedad y mentira a la ciudadanía muy grave".

"Uno tenía sus expectativas pero continúan los paros y los cortes de rutas por el incumplimiento permanente de promesas que se hacen desde el gobierno", agrega Fernando Barrufet, otro de los sacerdotes consultados.

Por su parte, Fabián Colman explica que "no podés seguir pidiendo que la gente se quede esperando cuando los políticos no hacen algo coherente con el discurso que tiene".

Visión desde el oeste

Por último Antonio Qualizza, sacerdote en el oeste, asevera que "acá hay una situación social muy endeble donde el gobierno no cumple con las prestaciones básicas. Es muy difícil creer que no hay plata en la provincia. Este gobierno tiene un juego muy perverso, por un lado el gobernador se muestra como dialoguista pero cuando llevas notas o pedís reunirte con los funcionarios nunca te atienden y esto es una forma de violentar a la gente".