NEUQUÉN (AN).- La discrecionalidad y la dureza con que proceden los efectivos de la Unidad 11, una penitenciaría famosa por el tenor de los castigos denunciados por los internos, tal vez sea el exponente más claro de los apremios ilegales en la provincia.
En diversas oportunidades, organismos de derechos humanos y gubernamentales se lo hicieron notar al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Oscar Massei.
La actitud de los efectivos de la penitenciaría llegó al punto tal impedirles el ingreso a defensores oficiales, una actitud que para organismos como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, tiene una clara intencionalidad de ocultar los rastros del castigo corporal.
En la nota que le enviaron al titular del TSJ, esta organización, abogados defensores y personal de la subsecretaría de Derechos Humanos en febrero pasado, se mencionan prácticas como el "submarino seco", un tormento que combina la asfixia con una bolsa de nylon y golpes en el cuerpo. Hubo internos que lo han denunciado ante fiscales, aunque no la mayoría, por temor a represalias. Federico Egea, abogado de la agrupación Zainuco, que lucha por el cuidado de quienes cumplen una sentencia, mencionó que "nos llegan a decir que los internos no nos quieren recibir", cuando en rigor lo que sucede es que "se trata de ocultar de este modo los efectos del castigo, porque los golpes se utilizan de forma sistemática".