LAS GRUTAS (ASA)- El informe realizado sobre el estado de los acantilados de la franja costera de esta villa turística determinó que la magnitud del retroceso o erosión de estos frentes rocosos no posee valores significativos.
Sin embargo, de las tareas efectuadas y de la comparación de fotografías aéreas del lugar tomadas en 1960 y en 1997 surge que los máximos rangos de retroceso se dan entre las bajadas 0 y la bajada 1, mientras que el resto del frente costero mantiene tasas muy bajas y puede considerarse relativamente estable en su constitución, aunque en su conjunto, y basándose en parámetros comparativos internacionales, los expertos concluyeron que la erosión en los acantilados de la villa es baja.
Este análisis, que fue realizado por el laboratorio de Oceanografía costera de la "Facultad de Ciencias Naturales y Museo" perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata" fue presentado el viernes en el salón de convenciones del "ACA" de esta localidad, en el marco de un encuentro presidido por el intendente, Javier Iud.
Más allá de los datos alentadores recabados, los profesionales aconsejaron poner en marcha un programa de control y monitoreo sistemático de los acantilados, consistente en derrumbes controlados de aquellos bloques cuya caída pueda anticiparse, mediante acciones de seguimiento, evitando los riesgos que puede conllevar su desprendimiento. El informe consigna que "si bien se han reportado casos que no resultaron en accidentes mayores, los desprendimientos constituyen un factor de riesgo que debe ser controlado. Asimismo, un adecuado sistema de información turística sobre las características de los acantilados permitirá minimizar aun más estos posibles inconvenientes, determinando un respeto y comprensión del paisaje natural y los procesos que lo conforman".
Por las características de la formación rocosa, los mayores riesgos de caídas de bloques se dan entre las bajadas 1 y 3 y entre las bajadas de La Rueda y La Rinconada, que presentan un gran desarrollo vertical.
"Estas recomendaciones de control no están fundadas en la detección de ´desastres inminentes´ ni deben generar situaciones de temor, sino que sólo están basadas en la prevención sobre la eventual caída de bloques sobre la playa, y la idea es generar en vecinos y turistas una conciencia mayor acerca de su entorno, sobre todo en los visitantes, que al llegar con un deseo de descanso, diversión y novedad suelen tener conductas que, en épocas de vacaciones, tienden a dejar de lado o incluso a violar a sabiendas ciertas normas. Por eso una de las intervenciones más firmes tiene que estar dada por la información y comunicación, a través de cartelería y otros soportes, porque por caso en días soleados muchos prefieren ubicarse cerca del acantilado en busca de sombra", manifestó Armando Scalise, el coordinador del trabajo realizado.
"Las obras ´duras´, como la realización de escolleras, fueron la opción preferida para el control de erosión hasta inicios de los años 90, pero la tendencia actual a nivel mundial en manejo costero tiende a soluciones ´blandas´ que son acciones de manejo y regulación territorial, y hasta el no hacer nada es una opción viable cuando existe incertidumbre respecto a la evolución de los sistemas costeros como respuesta a los efectos del cambio global", expresó el profesional.
En este caso el control sugerido consiste en recorridas por el frente costero registrando la ubicación de bloques con potencialidad de colapso, que se realizarán cada cuatro meses de marzo a noviembre y cada 15 días de diciembre a febrero, apuntando la posición geográfica medida con GPS de los bloques, y tomando fotografías de frente y costado de los sectores bajo observación para constituir una base de datos que sirva para realizar estudios posteriores.