Es la primera iniciativa en su tipo que tiende a difundir un género musical que a pesar de ser propio, ocupa planos secundarios en las preferencias de la gente. Planos muy secundarios diríamos.
Escuchar folclore para muchos es una antigüedad, es cosa de viejos, es algo fuera de lo normal. Escuchar folclore es aún peor, es cosa de pocos, de algunos morochos, es música de segunda, como lo hemos definido en otras oportunidades.
Suena feo, agresivo, suena a discriminatorio, pero es así, el folclore en su propia tierra es un género de segunda y salvo Mercedes Sosa, cantante universal, no hay en la Argentina un folclorista tan seguido por la gente. Pero también se explica porque Mercedes Sosa fue la eterna transgresora que exploró más allá del género.
Y en este contexto, instalar esta música cuesta horrores, cualquiera que tenga un foclorista cerca sabe que es un rubro de poco trabajo, de público que se renueva muy lentamente y de recaudaciones pobres. Dígame cuántas veces fue a ver folclore porque realmente le gustaba quien estaba en el escenario. Dígame si fue alguna vez que no se trataba de ayudar a alguien, porque las peñas folclóricas muchas veces son a beneficio de un necesitado, más que a beneficio del que busca un espacio entre los músicos. Cuánto cobra un folclorista de los no consagrados nos dará la pauta que estamos hablando de un género que en ese nivel no mueve las agujas. Y admito que me duele, me molesta bastante que esto suceda, pero es así.
El caso es que el gobierno de la provincia de Buenos Aires puso en marcha una campaña denominada "Escuchá Folclore", que apunta a una revalorización del género, a su difusión por todos los medios, a publicitarlo, a difundir listas de los mejores exponentes, a insertarlo en la sociedad en la provincia de mayor consumo musical del país.
Y ojalá prenda la iniciativa y el folclore deje de ser la música de cinco o seis provincias del norte que lo tienen entre las preferencias de sus habitantes.
Es que si la movida da resultado, sean multiplicados por miles los consumidores de un género propio que no termina de instalarse siquiera en los medios de comunicación. Una mañana de radio, recorriendo el dial alcanza para conocer cuánto espacio le dan los medios a esta música.
Poco, o nada en otros casos, es el resultado de esa recorrida radiofónica. Y no se trata de que pasen folclore las 24 horas, simplemente de otorgarle un espacio igual al resto de los géneros.
Claro, con las radios solamente no alcanza. Alcanza conque también se los inculquen en la casa, en la escuela, que alguna vez enseñen que en el folclore hay mucho más que lo que se conoce públicamente. Y si no les gusta Mercedes Sosa o Los Chachareros, existen infinidad de grupos capaces de mover un poco las emociones, del estilo que quieran, muchos de ellos creados a partir de, por ejemplo, grupos de rock.
Instalar este género llevará años de difusión, implicará abrir nuevos espacios, implicará abrir la puerta a los exponentes que hacen de esta música su mejor propuesta, mostrar lo que la gente puede ver cada verano en los festivales, distinguir una zamba, un chamamé, una chacarera, un valcesito. Y no estoy hablando de lo estrictamente musical, simplemente de mostrar esta música con más generosidad que la que se tuvo para con ella desde siempre.
Por ahora la iniciativa es de la provincia más importante del país, la que tiene más cantidad de población, pero servirá como punto de partida para que en cada rincón del país esta música tenga su espacio, ni más ni menos que el que tienen los demás. Ojalá podamos ver al folclore en todo su esplendor otra vez.