Desde hace tiempo los trabajos en la Costanera están casi paralizados. La apertura de algunas calles que dan a la futura avenida, la limpieza de algunos metros de costa en dos o tres lugares discontinuos son algunos de las tareas que se han realizado. Demasiado poco para una ambiciosa obra que despertó expectativa en la comunidad.
Una situación conflictiva planteada en torno a ese proyecto determinó un retroceso en los trabajos, porque apenas comenzó el año se iniciaron las tareas y tras un fuerte impulso todo se detuvo. De no retomar ese ímpetu y sostener la voluntad política de hacerla, la Costanera quedará apenas como una expresión de deseo en el rincón del olvido.
Cabe aclarar, que en su momento el anuncio del Ejecutivo por la obra desató un áspera polémica entre los propietarios de los terrenos ubicados a la vera del río y los concejales, que se fue agudizando a medida que hacían los trabajos en la costa.
Otro tema fue una dura cuestión entre el Ejecutivo y los ediles de la oposición por la forzada creación de una ordenanza para avanzar en el proyecto. Sin embargo, dicha norma severamente cuestionada en la práctica no tiene mayormente importancia dado que existe una similar aprobada por el Concejo en 1980.
Estas dos cuestiones fueron llevadas a la Justicia. Por un lado algunos vecinos hicieron presentaciones por la tala indiscriminada de árboles. Mientras que el otro caso la presentación fue realizada por los ediles opositores.
Es sabido que el proyecto de la Costanera es del intendente Juan Villalba quien se perfila como el hombre que tiene suficiente atributos para llevar adelante la obra. Por eso tomó la decisión política de concretarla a pesar de las dificultades que se presentaron, haciendo hincapié en la importancia que reviste para el futuro de la comunidad.
Vale recordar que esta idea fue parte de su campaña para la reelección y en esa oportunidad obtuvo cerca del 48 % de los votos, quienes, implícitamente convalidaron la obra.
A contra cara de lo que ocurría, dentro de las mismas filas del radicalismo el apoyo a esa obra pasó casi inadvertido a partir de los tibios y esporádicos manifiestos exteriorizados por algunos radicales favor de la Costanera. Lógicamente, esto ha despertado suspicacia, habida cuenta que algunos dirigentes tienen intereses personales en relación con la obra y es por eso que a la hora de la verdad saben que serían afectados esos intereses.
Como dato a tener presente se puede decir que las leyes vigentes dan cuenta de que unos 30 metros de la costa del río debe dejarse como camino de servidumbre. Si bien el Ejecutivo llegó a un acuerdo con algunos propietarios, hay otros que se oponen.
En referencia a la denuncia de los concejales opositores, el fiscal Flores dijo que en el caso de la aprobación de la norma, están todos los trámites y pericias realizados para que Villalba sea citado a indagatoria, aunque todavía nada de eso ocurrió.
En ese sentido se puede decir que si Villalba mantiene una situación con la justicia es probable que su candidatura a un nuevo periodo de gobierno se frustre por esa consecuencia y consecuentemente la obra quede en el olvido.
Es de aguardarse entonces que este pequeño grupo que pone freno al avance del proyecto sea temporario y se llegue a feliz término, porque si unos pocos son los que van a decidir qué obras se hacen en esta localidad, estaríamos frente a una situación antojadiza y peligrosa. Y esto si que es lamentable.
ALBERTO TANOS
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