Miércoles 21 de Octubre de 2009 Edicion impresa pag. 5 > Nacionales
Escándalo de espionaje compromete a Macri
Detienen a ex agente cercano al "Fino" Palacios. Fue contratado por Educación para tareas poco claras.

El escándalo envuelve otra vez la polémica figura de Jorge "Fino" Palacios, ex mano derecha del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri en la flamante Policía Metropolitana porteña.

Un ex agente de la Policía Federal que reportaba directamente al ex comisario fue detenido ayer por el juez federal Norberto Oyarbide, por supuesto espionaje a Sergio Burstein, dirigente de la agrupación Familiares De Víctimas de la AMIA y uno de los más duros opositores al frustrado nombramiento del "Fino" en la policía de Macri.

Hasta septiembre, Ciro Gerardo James era agente de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, donde tuvo como jefe directo al propio Palacios, quien prestó servicio allí hasta 2004, antes del retiro. De hecho, fuentes judiciales confirmaron que, tras abandonar su puesto en esa dependencia, James se sumó a la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Policía Metropolitana, bajo el mando directo del Fino Palacios.

Ayer, el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, reconoció que el ex policía detenido iba a sumarse a la nueva Policía Metropolitana. El problema es que hasta ahora el gobierno de Macri había negado que James hubiera trabajado o fuera a trabajar en la Policía Metropolitana. La Justicia, por su parte, tiene acreditado que James fue contratado por el Ministerio de Educación de la Ciudad para tareas que no están del todo claras. La sospecha es que figuraba en esa área pero hacía tareas de inteligencia.

La fuerte oposición que generó el jefe de la policía macrista, "Fino" Palacios, terminó con su renuncia, cuando su procesamiento en la causa AMIA era evidente y Mauricio no pudo sostenerlo más, aunque tuvo el tiempo suficiente para dejarle lista su fuerza de choque.

Lo cierto es que a principios de agosto, en un juzgado de Misiones se aceptó una insólita denuncia contra Burstein, a quien vincularon con un homicidio y el robo de camiones. El dirigente de los familiares de la AMIA hacía veinte años que no pisaba esa provincia, pero con ese argumento falso justificaron la intervención de su teléfono para espiar lo que hablaba sobre la causa AMIA.

El escándalo se desató cuando una voz anónima se comunicó con Burstein y le informó que "su teléfono está pinchado y el que está detrás de la pinchadura es el Fino Palacios".

La llamada anónima se tradujo de inmediato en una denuncia y la posterior investigación de Oyarbide no sólo corroboró que efectivamente Burstein tenía el teléfono intervenido -al igual que el empresario televisivo Carlos Ávila-, sino que la pesquisa llevó a la detención del propio James.

(DyN/Redacción Central)

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