A la vergüenza de la aprobación del proyecto de Presupuesto sin cambios en la Cámara baja se le adicionó la extensión a diez años de varios gravámenes con baja alícuota de coparticipación y a dos años en el caso del impuesto al cheque, que queda todo para la Nación, a lo que los diputados accedieron confiados en la flexibilización de la ley de Responsabilidad Fiscal.

Pese a todo, la media sanción del proyecto salió con dos restricciones centrales, que vuelven a dejar la pelota del lado del Ejecutivo y a los mandatarios provinciales a merced de la Casa Rosada, salvo que los senadores se animen a enmendarla: que las autorizaciones para el endeudamiento se harán caso por caso y que el dinero extra se repartirá siempre que haya algo extra para repartir.

Han sido muchos los opositores que han señalado con tono de denuncia que, con la defección de los gobernadores y la cooptación de legisladores verificados durante esta última semana, se le ha puesto la lápida al federalismo en la Argentina. (DyN)