La epidemia surgida entre el 2007 y el 2008 afectó principalmente a menores en 34 estados; un tercio de todos los pacientes requirieron hospitalización. En muchos casos, los padres desconocían que las tortugas podían portar la salmonela.
A pesar de que 1975 fue prohibida la venta de tortuguitas como mascotas, éstas siguen vendiéndose en forma ilegal.
La Asociación Estadounidense de Médicos Veterinarios calcula que el número de tortugas mascotas en todo el país se duplicó de 950.000 en 1996 a unos dos millones en el 2006.
``Es muy fácil ver a las tortugas como mascotas tiernas y bonitas'', pero muchas portan la salmonela sin mostrar síntomas, advirtió Julie Harris, la principal autora del informe que labora en la institución federal Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
La salmonela en las heces de las tortugas puede llegar a la concha y al cuerpo, y de allí pasarse a las personas que las tomen.
Una tortuga infectada puede diseminar una misma cepa de salmonela a otras durante el traslado, lo cual pudiera ser la forma en que se desarrolló la epidemia. Los quelonios fueron comprados en tiendas de mascotas, mercados de pulgas, vendedores callejeros e incluso mediante internet. La Administración de Alimentos y Medicinas se puso en contacto con vendedores al menudeo y su investigación está en marcha, de acuerdo con el reporte.
``Se necesitan gestiones persistentes y colectivas, tanto a nivel estatal como federal, para aplicar la prohibición y proteger la salud pública'', indicó el documento, que es publicado el lunes en la revista Pediatrics de octubre.
Las autoridades comenzaron la investigación en septiembre del 2007 luego de una adolescente del condado Union en Carolina del Norte nadó en la piscina de su casa con dos tortugas y una amiga de Carolina del Sur. Las dos chicas tuvieron diarrea con sangre, vómito, fiebre y retortijones estomacales. Una padeció deficiencia renal y pasó ocho días en el hospital.
La bacteria salmonela encontrada en esas tortugas fue similar a la hallada después en otros tres niños de Carolina del Norte. Otros casos aparecieron en varias partes, muchos relacionados con un contacto directo con tortugas, incluidos menores que besaban tortugas o las ponían en sus bocas, indicó Harris.
AP
