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El sufrido trabajo de los "bagalleros" | ||
Las pecheras azules se mueven a ritmo alocado sobre el puente que conecta ambos países. Quienes las lucen llevan carros vacíos desde Bolivia a Argentina y vuelven con los mismos repletos de mercadería que descargan junto a un galpón cercano. Hombres de todas las edades y mujeres mayores, algunas hasta con niños en sus espaldas, realizan la sacrificada tarea durante varias horas, yendo y volviendo, a toda velocidad para obtener el máximo rédito posible. "Por cada viaje les pagan 4 pesos bolivianos -poco más de 2 pesos argentinos-", asegura Venancio Ochoa, el presidente de la Asociación de Bagalleros Gran Chaco, que agrupa a estos trabajadores que son un ícono del paso. Ochoa calcula que son unos 800 socios, de los cuales 500 trabajan diariamente. Cuenta que "antes era inhumano, porque todo se llevaba en la espalda, sin el ´burrito´", como se denomina al carro con ruedas en el que realizan el transporte. En la actualidad, el trabajo no es fácil y mucho menos, redituable. "Muchas veces hemos tenido que bloquear el paso, para pedir mejores condiciones laborales", asegura Ochoa, interrumpiendo su tarea de organizar y computar los viajes de sus compañeros. En estos días, exigen la flexibilización de las normas argentinas, para que el trabajo se incremente. La tarea de los "bagalleros" representa exportaciones encubiertas. Los camiones bajan su mercadería en los galpones de Salvador Mazza, hasta allí llegan los "bagalleros" que cargan sus carros, llevan los productos -en cantidades permitidas según los topes individuales- y la entregan para ser cargadas en Pocitos, desde donde parten hacia Yacuiba y el norte boliviano. No pagan, de esa manera, derechos de exportación y, solamente, aportan al fisco argentino el 21 por ciento de IVA, ya que todos deben mostrar -al pasar por el control-, el ticket o la boleta correspondiente, que demuestre la adquisición legal de los productos. | ||
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