Hay pocos placeres que igualen el leerle historias a los más chicos; descubrir con ellos el encanto de ciertas palabras y de algunas historias; detenerse en los dibujos que siempre permiten paladear un poco más aquel gusto. En el amplio mundo de la literatura infantil, existe desde 2003 una editorial preocupada por lograr que la alianza niños-adultos no se rompa. Que lo que es un gusto para uno sea una diversión para el otro. Y viceversa. Y en ese vaivén, uno puede demorarse en el libro de ciencia "Un libro en tamaño real" que explica de manera sencilla, gráfica y lúdica, cuestiones que podrían ser serias, o compartir "La reina Mab", una adaptación del poema del Acto I de Romeo y Julieta, de William Shakespeare, con dibujos encantadores. Y más.
Pequeño editor nació en el convulsionado 2001 como un -valga la redundancia- pequeño proyecto. Pero pronto, la directora, Ruth Kaufman junto a Diego Bianki y Cristian Turdera y Raquel Franco, se hicieron no sólo un lugar en las mesas de las librerías, sino que recibieron muchos premios aquí y afuera. Y lo mejor: tienen muchos fans. Chicos y grandes también.
-Si bien es cierto que la literatura para los más chicos está íntimamente ligada a los adultos -porque ellos son los que les leen y pueden ayudarlos a crear una relación con la literatura-, los dos tienen que quedar atrapados con el libro. ¿Cómo armaron la colección para que los dos se sientan incluidos?
- El vaivén chicos-grandes es inevitable porque somos adultos que escribimos o dibujamos para chicos. ¿Qué chicos?, ¿uno en particular como cuando Lewis Carroll inventó "Alicia en el país de las maravillas" contándole en forma oral a una niña y sus amigas una historia? ¿Una concepción de chico, una idea? ¿El género "libro para chicos"? A veces, hay autores que no escriben para chicos pero producen textos que los chicos pueden leer con placer en determinada edición. De la mezcla de todas esas ambigüedades nació esta colección. Una colección que comparten los papás que les leen a sus chicos, pero también una colección que disfrutan los adultos que aman los objetos bellos.
-Tienen una gran variedad de propuestas. Hay clásicos, como "La Reina Mab", hay libros guiados por los ilustradores, y hay de ciencia. ¿Cómo arman las propuestas?
-Se hace camino al andar. Por ahora tenemos un catálogo pequeño, vamos creciendo siguiendo las propuestas que nos interesan y no hay demasiada separación entre unas y otras, ni la buscamos.
Queremos sumar, buscar puntos de encuentro para el humor, la poesía, el dibujo, la fotografía, el juego, la narración y la ciencia. Nuestra división en colecciones está relacionada antes con el formato que con el contenido. Las colecciones "Cuadriños" y "Fuelle" son de formato pequeño, ideal para la manito de los más chicos.
Quizá por eso en Cuadriños pueden encontrar exclusivamente historieta, un género ideal para quienes comienzan a leer. Fuelle, en cambio, tiene un formato mucho menos convencional: imitan el estuche de una cajita de fósforos y al abrirlos, se despliegan como un acordeón, acompañando la propuesta de lectura. Son casi una miniatura, un objeto-libro que atrae mucho a los chicos, pero de una cartulina resistente y satinada que resiste muy bien la relectura en manos pequeñas. La colección "Incluso los grandes", ya tiene un formato mayor, ideal para el libro álbum, un género en el que ilustración y texto dialogan y, como dicen los especialistas, "construyen sentido".
Allí están "La reina Mab", la adaptación de un clásico; "Papá estuvo en la selva", el cuaderno de un narrador niño que cuenta las aventuras de su padre en la selva del Ecuador; "Quiero ver una vaca", una obra muy lúdica y poco convencional; "Un libro en tamaño real" y tiene ese gran formato porque la propuesta lo exigía. Y es un libro que no deja de sorprendernos; mas allá de la respuesta de la crítica o de las editoriales extranjeras (se publicará en México, España, Alemania y Francia), es increíblemente versátil: hay quienes lo leen a los 5 y quienes lo hacen a los 17, a los 40, a los 85; hay quienes explican ciencia con el libro y quienes filosofan con él.
- La web genera mucha atracción para los más chicos, ¿cómo compiten con los libros?
-No sé. No tendríamos que pensarlos quizás como propuestas que compiten. Creo que hasta el niño o la niña más amante de la tele y la play station se derriten de amor cuando un adulto se sienta en la cama junto a ellos con un libro en las manos. Que a ese adulto le guste el libro que tiene en sus manos no es menor. La magia de ese momento depende también de ese factor, quizá por eso decimos siempre que hacemos "libros para pequeños lectores y grandes curiosos". Compartir de verdad es una de las claves.
VERONICA BONACCHI
vbonacchi@rionegro.com.ar