Al menos 31 personas, entre ellos siete altos mandos de la poderosa Guardia Revolucionaria iraní murieron hoy en un atentado suicida perpetrado en la ciudad de Pishin, foco de la insurgencia sunita, en el sureste del país persa, que crispa aún más la situación en la conflictiva región.
Según los canales estatales iraníes, se trató de dos explosiones simultáneas: una durante una reunión que se realizaba entre líderes tribales de grupos chiitas y sunitas, y otra contra un convoy que transportaba a varios miembros de la Guardia Revolucionaria que se dirigían al encuentro.
Entre los oficiales muertos de esa fuerza militar de elite están el vicejefe de sus fuerzas de tierra, general Nur Ali Shushtarí; el jefe militar de la región, Rayab Ali Mohammadzadeh, además de tres responsables de la vecina provincia de Kerman, el de la ciudad de Iranshahr y el de la unidad Amir al Mamen, según informó la agencia Fars.
El ataque golpea fuerte y en un lugar sensible al régimen iraní que ve crecer su desprestigio interno por las polémicas elecciones de junio pasado que dieron continuidad al líder Mahmud Ajmadineyad, a lo que se suma la permanentemente tensa relación con las potencias occidentales, Naciones Unidas, y especialmente con Washington e Israel.
Ajmadineyad, ordenó hallar y castigar rápidamente a los responsables del atentado y dijo que el tema de "los criminales que han perpetrado crímenes contra la humanidad será tratada seriamente", según declaraciones recogidas por la agencia oficial IRNA y reproducidas por Europa Press.
El presidente del Parlamento iraní Alí Lariyaní, dijo que el ataque constituía "un signo de animosidad de América del Norte hacia nuestro país", mientras la Guardia Revolucionaria acusó del ataque a la "arrogancia global" y a "elementos extranjeros" vinculados a Estados Unidos y a Reino Unido, según un comunicado colgado de su página web (sepahnews.com).
El gobierno estadounidense salió de inmediato a negar categóricamente cualquier vinculación con el hecho, condenó la pérdida de vidas humanas y aseguró que "la presunta implicación de nuestros país son absolutamente falsos", según declaró el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ian Kelly. La televisión estatal dijo que el grupo rebelde sunita Jundollah (literalmente, Soldados de Dios) se atribuyó el mortal ataque, que no es el primero del grupo en la región pero si el más importante por relevancia del objetivo alcanzado y el número de víctimas.
Si bien Teherán siempre acusó a los estadounidenses de brindar apoyo a Jundollah para desestabilizar la República Islámica, las actuales acusaciones pueden elevar la tensión con Occidente a pocas horas de la cita prevista para mañana en Viena entre Irán y las seis grandes potencias para tratara el litigio por el programa nuclear.
Aunque la cita es sólo una reunión técnica que intentará establecer los detalles de un posible enriquecimiento de uranio iraní fuera de la República Islámica, de su resultado depende que prosigan o no las conversaciones.
Mientras varios portavoces iraníes vincularon a Jundollah con la red Al Qaeda, de ideología rotundamente sunita, algunos analistas lo relacionan con grupos talibanes paquistaníes.
La lucha insurgente -en todo caso de baja intensidad- que el grupo lleva a cabo contra el Gobierno central, parece también ligada a la lucha por el control de los importantes beneficios del tráfico de drogas, principal negocio de esa región.
En abril pasado, Teherán entregó a la Guardia Revolucionaria el control de Sistán-Baluchistán para reforzar la seguridad de esa provincia.
Las Guardias Revolucionarias, también llamadas Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica, constituyen una rama semi independiente del Ejército iraní con gran influencia social y política, equiparable incluso a la del estamento clerical chií dirigido por el líder supremo, Alí Jamenei.
Este es el segundo atentado de proporciones que sufre la República Islámica en la región fronteriza durante los últimos seis meses, tras el ocurrido el pasado 28 de mayo un suicida matara a 25 personas en el interior de una mezquita de la localidad de Zahedan.
Télam.