A medida que pasan las semanas y van decantando los acontecimientos se advierte que en el seno de la coalición municipal se agitan dos conclusiones diferentes sobre el resultado de las elecciones del 23 de agosto y, consecuentemente, surgen dos lecturas posibles sobre la suerte del gobierno.
Una interpretación del resultado electoral, la más cara al entorno del intendente radical, tiende a interpretar lo ocurrido como un triunfo que fortalece la figura de Farizano, ratificándolo como frutilla de la Copa Melba de la alianza comunal y, por consiguiente, como seguro candidato a la reelección: "La suma de las listas afines -dicen los optimistas que abonan esta tesis- da por resultado una abrumadora mayoría".
La otra interpretación, en cambio, hace eje en la dispersión, en la incapacidad de la alianza para marchar unida a los comicios de mitad del mandato y, más especialmente, en el hecho de que la lista más ´pegada´ al intendente, de la que formaron parte justicialistas y radicales, hizo una magra performance en relación con sus pares, particularmente si se compara los resultados con los de Une, que llevó la delantera entre sus pares y estuvo a punto de ganarle al MPN.
Para quienes reivindican la primera de las hipótesis, el sorpresivo lanzamiento de la reelección de Farizano fue una consecuencia natural de un resultado alentador. Para los segundos: una muestra de debilidad producto de una estrategia electoral equivocada: "La lista de Farizano era la encabezada por Martínez y Buffolo y si al final el intendente tuvo que levantarle la mano a Mansilla fue porque no le quedaba más remedio", postuló un dirigente de uno de los partidos chicos que integran la alianza. "Le hubiera convenido más -remató- hacer una sola lista encabezada por Mansilla".
El tema no es menor ni está definitivamente saldado, después de todo aún no se sabe quién encabezará el Concejo Deliberante durante los dos últimos años de gestión. Mansilla y los de Une reivindican su derecho a reclamar el puesto por haber alcanzado el primer lugar entre las listas de la coalición. Farizano, en cambio, ha dado a entender que el lugar le corresponde a un radical de su confianza. Lo cierto es que de esa decisión depende no sólo la gobernabilidad sino en buena medida el escenario electoral 2011, porque el crecimiento de Une y sus inocultables expectativas de poder alumbran en la práctica un fuerte competidor de Farizano. No por nada el intendente, necesitado como está de reunir masa crítica, se acordó súbitamente de su antiguo jefe, el diputado nacional electo Horacio "Pechi" Quiroga, cuando éste festejó con los suyos los 10 años de su primer acceso a la intendencia.
Farizano fue primero en la lista de concejales de Quiroga en el 2005 y en el 2007, como una consecuencia natural, se convirtió en su candidato a intendente. Ahora no está claro si Pechi está convencido de llevar a su correligionario como candidato a intendente para el 2011, cuando vuelva a intentar la gobernación. Ha corrido bastante agua bajo el puente y las diferencias entre ambos se han profundizado. Por decirlo de la manera más esquemática posible: Quiroga es verticalista y hasta autoritario, pero eficiente y Farizano amplio y participativo, pero a veces disperso. Convencido de que la Argentina se desplaza a la derecha, uno agita un discurso de orden y mano firme, y el otro se mantiene fiel a su propuesta "progre".
"Respecto de la gestión Farizano se está afirmando, pero en lo que hace a la reelección me parece que va a tener un competidor muy fuerte que va a ser Mansilla", deslizó un colaborador estrecho de Quiroga.
Neuquén es un laboratorio político de la CTA y Mansilla es el principal portador de esa propuesta. Y es poco probable que esa central sindical, que pugna por construir su propio movimiento político nacional, en el 2011 se resigne a pasar inadvertida en esta provincia.
Las dificultades de Farizano con Une no son las únicas fisuras que observa la coalición. Recrear colocó a un concejal en el 2007 de la mano de la alianza comunal pero su principal referente, Marcelo Bermúdez, se ha ido distanciando del gobierno para convertirse en un filoso opositor. El hecho de que ese sector haya obtenido un concejal más en la última elección, además de fortalecer su signo independiente, muestra que el gobierno, en su afán por incorporar a los postergados, está dejando un espacio vacante por derecha en el centro de la ciudad.
"Nosotros impulsamos a Farizano para intendente pero ahora nos sentimos defraudados, la gestión no ha sido buena", advirtió, por si hiciera falta aclararlo, el concejal electo Leandro López en declaraciones a este diario.
"Con amigos como éstos no necesitamos enemigos", bromeó un dirigente cercano a Farizano y vaticinó que "tanto Bermúdez como Quiroga se equivocan: en la Argentina, el discurso de la mano dura contra la protesta social sigue siendo para las minorías que nunca llegan al poder".
Por izquierda, hay sectores de la coalición que tampoco le tiran flores al gobierno. Para la concejal reelecta de Libres del Sur Mercedes Lamarca, el entorno del intendente no es capaz de integrar a los restantes sectores de la alianza porque "cree que el gobierno es una sucursal del comité radical".
Advierte que Farizano "debería dar un vuelco de 180 grados", aunque admite que el jefe comunal "todavía está a tiempo" de hacerlo.
En el entorno del intendente le restan trascendencia a las quejas plañideras de sus aliados. Están persuadidos de que, luego de muchas dificultades, se empieza a ver la obra pública y el gobierno se está fortaleciendo ante los ojos de todos los vecinos.
Lo político tampoco los desvela demasiado. Se tranquilizan pensando en que, si las cosas siguen marchando como hasta ahora, será la propia gestión la que mantenga a flote al intendente. En ese contexto -piensan- la reelección surgirá como algo natural. A pesar de los competidores.
HÉCTOR MAURIÑO
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