La mayoría pregona el consenso, pero son grupos minoritarios los que lo alcanzan.
No hay acuerdo en el peronismo, que se prepara para una nueva pelea de fondo entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde.
No retornó formalmente al radicalismo Julio Cobos, todavía vicepresidente del gobierno de Cristina Fernández, y ya reverdece una interna con aires destructivos en la centenaria agrupación.
La centroizquierda crece pero deambula disperso. La centroderecha transita de la mano de Mauricio Macri y Francisco De Narváez, sin rumbo definido y sin saber cuál será el anclaje definitivo.
Con partido nuevo, dejando jirones en el camino, "Lilita" Carrió se apresta a ingresar en la Cámara de Diputados, para tejer un entramado anti-K que tiene como potencial aliada a la UCR "de la resistencia". Sus conductores -Gerardo Morales, Ángel Rozas y Juan Casella- tienen entre ceja y ceja a Cobos, al que le reprochan, a sabiendas de que lo necesitan, una conducta zigzagueante y falta de claridad a la hora de definir una línea de pensamiento.
Obsesionado por la gobernabilidad -la inseguridad se enseñorea por doquier, la crispación va en aumento, la pobreza crece y la inequidad social alarma-, Kirchner arremete con su actual poderío parlamentario y con la dureza metodológica de su soldado todoterreno, el secretario de Comercio Guillermo Moreno.
Pero a la vez, no descuida las cuentas públicas y la ajustada situación que padecen intendentes y gobernadores.
"¿Cómo está el panorama en el Gran Córdoba? Te espero en Olivos", invitó al mandatario de "la Docta", Juan Schiaretti, quien por ese motivo le avisó a Felipe Solá que no sería parte de uno de los tantos actos del Día de la Lealtad, en ese caso de los peronistas disidentes.
Schiaretti, quien estaba enemistado con la administración central, reclamó el pago de una parte de la deuda provincial para hacer frente a los compromisos con los agentes estatales. Kirchner le aseguró que a la breve-dad se le girarán fondos frescos.
La continuidad del proceso político, con la nueva conformación de las cámaras a partir del 10 de diciembre, es una gran incógnita. El matrimonio Kirchner está decidido a profundizar el modelo, pegando primero y negociando después. En ese contexto, se inscribe la disputa con los grandes conglomerados mediáticos para determinar quién establece la agenda de prioridades, según explicó el senador Nicolás Fernández a "Río Negro".
En carpeta, está avanzada la redacción de una ley de entidades financieras y una reforma que incluirá internas abiertas y simultáneas en los partidos. A ello se opone Duhalde, quien se mueve en un andarivel productivo con dirigentes del campo en guerra contra el patagónico. Promueve un pacto y una vuelta al bipartidismo rabioso. "No existen", señaló a este diario cuando se le consultó por terceros como los socialistas o el ARI o los maridajes entre peronistas y radicales, al estilo Fernando De la Rúa-Carlos "Chacho" Álvarez.
Su aparición con Ricardo Alfonsín en Córdoba se produjo después de las críticas que recibió por el aliento constante que le da a Cobos. En la entrevista de la semana pasada con "Río Negro", Duhalde contó que luego del voto no positivo del vicepresidente que hizo caer el esquema oficial pretendido de retenciones agropecuarias, el 17 de julio de 2008, le pidió permiso a Raúl Alfonsín para dirigirle una carta al mendocino.
Allí le dio su apoyo "en estos momentos de incertidumbre" y se puso a su disposición al invitarlo a jugar un rol en la consolidación del sistema democrático a través de "la recuperación de la Unión Cívica Radical".
Esa intervención fue juzgada como una intromisión por Morales, quien no irá por la reelección (vedada estatutariamente, salvo que alcanzara el improbable dos tercios de convencionales), pero se apunta para postularse para la Presidencia en el 2011.
"El radicalismo no soporta que Cobos lo pueda manejar", advirtió Casella a los seguidores de Enrique Nosiglia, quien encargó al neuquino Horacio Quiroga que sume fuerzas para ganar el comité nacional en diciembre y mantener al frente del bloque de diputados nacionales al cordobés Oscar Aguad, asediado por Ricardo Alfonsín.
No hay que subestimar la capacidad de los argentinos para perder oportunidades. Distintos economistas auguran la vuelta al crecimiento en el 2010. No obstante, las reyertas intestinas no cesan.
¿Quién se carga los partidos sobre sus espaldas? Kirchner y Duhalde tienen imágenes negativas, aunque el primero mantiene los resortes del poder en tanto que el segundo está junto a fuerzas hastiadas de la confrontación permanente y lo que llaman "el desorden preanárquico".
Cobos, efectivamente, tiene una alta ponderación pública, pero está encerrado en un extraño doble juego: se queda en el gobierno por el bien de las instituciones y aspira a representar una alternativa de recambio con el radicalismo orgánico y litúrgico que lo rechaza cada vez más abiertamente.
En el peronismo disidente, Felipe Solá navega en un mar de flujos y reflujos. Lo esquiva el santafesino Carlos Reutemann y lo rechaza el ex presidente Carlos Menem que, si bien odia a Kirchner, se ausentó durante la votación de la nueva ley de medios para manifestar su rechazo contra diarios que siempre que pueden lo ponen en la picota, como en el caso AMIA.
Se prevén instancias judiciales farragosas a instancias de dueños de medios antes de que empiecen a regir efectivamente las normas de comunicación audiovisual. No hay que esperar días tranquilos.
ARNALDO PAGANETTI
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