ROCA (AR).- Severas crisis de nervios, lesiones autoprovocadas, conflictos con celadores y con otros internos, golpizas, alucinaciones y un permanente -y aparentemente muy fácil- acceso a las drogas derivaron en el traslado urgente de un detenido de la ex Alcaidía de Roca al hospital de esta ciudad. Se trata de Miguel Ángel Frutos, de 20 años, condenado a 15 años de cárcel como coautor del brutal asesinato del taxista roquense Roberto Césari, ocurrido en mayo de 2007.

Desde hace meses, tanto él como sus padres vienen pidiendo a la Cámara Criminal Segunda -la que lo condenó- su traslado a un centro de rehabilitación donde el joven pueda seguir cumpliendo su condena pero reciba, al mismo tiempo, un tratamiento que le permita combatir su severo cuadro de adicción a las drogas. Desde el tribunal se enviaron oficios a varios institutos de todo el país, hasta ahora sin respuestas favorables. Los que están dispuestos a admitirlo no cuentan con las condiciones de seguridad que exige la Justicia; los que tienen régimen cerrado y custodia permanente, como requiere el tribunal, no tienen más capacidad o no admiten a un joven considerado "conflictivo" y que tiene sobre sus espaldas una condena por asesinato.

El complejo panorama se agravó aún más este jueves, cuando el muchacho declaró ante la presidenta de la Cámara, María Evelina García, que la droga se la venden "tres policías dentro del penal". También dijo a la justicia que está "amenazado de muerte". Ese mismo día terminó internado en el hospital Francisco López Lima, con un cuadro grave de fiebre y con "lesiones leves", según trascendió de fuentes penitenciarias. Las autoridades del nosocomio le dieron el alta ayer por la tarde y así explotó en las manos de los jueces de la Cámara Segunda a urgencia de alojarlo en un lugar que reúna las mínimas condiciones de seguridad y que no sea la ex alcaidía local. "Al Penal 2 no puede volver? se está tratando de conseguir un centro de rehabilitación y provisoriamente se dispuso su detención en la Comisaría Tercera", dijeron ayer desde el tribunal, mientras buscaban a contrarreloj un lugar donde alojar a Frutos. El último centro contactado a fue "Casa del Sur", ubicado en Neuquén, aunque no se conoció la respuesta brindada desde esa institución.

"Una tortura"

"Cuando le dije a los jueces que mi hijo estaba muy drogado y todo cortado, lo mandaron a buscar inmediatamente, lo vio el médico y quedó internado hasta hoy (por ayer). Él le dijo a la jueza que esos tres policías le vendían la droga y ella dijo que todo eso se iba a investigar... pero yo no tengo tranquilidad; si mi hijo vuelve a la alcaidía lo voy a sacar en una bolsa de nailon... ya lo amenazaron, le pegaron, le hicieron de todo... si vuelve ahí no se qué le puede pasar". Las palabras desesperadas son de Rosa Elena Mora, madre de Frutos.

"Así como la justicia y la sociedad lo condenaron, ahora que le den una oportunidad... desde el mismo día del juicio él viene pidiendo ayuda, porque la droga lo está matando, porque está muy enfermo, pero desde que está en la alcaidía está peor", describe la mujer.

Es que la salud de Frutos está cada vez más afectada. Está extremadamente flaco, casi no come ni habla. El jueves, cuando lo internaron, "vomitaba sangre", según indicó su hermana. "Encima él vio cómo mataban a un chico ahí mismo, en el Pabellón 1, y ahora dice que se le aparece", agregó su abuela, Sebastiana Reyes, haciendo referencia al asesinato del interno Ariel Alejandro Cerda, ocurrido en agosto.

El abogado Eves Tejeda, encargado de la defensa de Frutos a lo largo del juicio, dijo ayer que las condiciones de detención del joven son "una verdadera tortura". A causa de su altísimo grado de adicción, que ha llegado a un punto "incontrolable", Frutos "no habla, no razona, no come, se pone violento? vive teniendo problemas, vive castigado y está muy ´pasado´ de droga, en un estado de salud deplorable", dijo el abogado.