El festejo del Día de la Madre es una celebración que nos une mas allá de las diferencias sociales, religiosas o políticas. A partir del siglo XVIII se constituye un proceso de construcción social que algunos historiadores han denominado "Revolución sentimental", instalando el amor maternal, la pasividad erótica y el sentimiento domestico de intimidad como aspectos ligados al ser femenino.
Este discurso consolida un lugar para la mujer que es el de esposa y madre donde se le atribuyen cualidades como frágil, instintivamente maternal, sexualmente pasiva y por supuesto dependiente, luego pasan a formar parte de la naturaleza femenina en general.
Todas las prácticas y saberes de una cultura poseen mitos fundantes, o sea cierto conjunto de creencias y deseos colectivos que ordenan la valoración social sobre un tema en determinado momento histórico.
El mito de la maternidad iguala a la mujer con el hecho de ser madre, se sostiene de la pre-determinación biológica y articula un discurso donde mujer y madre constituyen un real que no es realidad pero que circula como si lo fuera y provoca efectos.
Si la maternidad es un instinto y un destino para toda mujer, también se construye la idea de que el mundo privado es el que le concierne "naturalmente" a la mujer, donde el hogar es su lugar de poder y ella es la "reina de la casa", por supuesto sin que su trabajo sea remunerado.
De este modo a través de la maternidad se ejerce cierta domesticación femenina, otorgándole la exclusividad de ese universo intimo, familiar donde su posicionamiento subjetivo es "ser de otro", y "para otros".
Es interesante observar cómo los medios de comunicación apelan permanentemente a este lugar de la mujer-madre, que es parte de una familia de clase media y que es feliz de mantener su vida al servicio de su casa y la crianza de los hijos. Le ofrecen una interminable lista de artículos destinados a hacer más confortable su vida "dentro del hogar", invitándola a consumir aquello con lo hará mejores comidas, lavará mejor la ropa o limpiará mejor los pisos.
Los medios de comunicación ejercen una gran influencia en la conformación de mitos, significados y valores provocando la producción y reproducción de la ideología de los sexos en nuestra cultura.
Es importante afirmar que la maternidad es una función que se elige desde el deseo más propio y más genuino de cada mujer.
MATILDE BOADO (*)
(*) Psicóloga UBA. Docente de la Escuela de Psicología Social de la Patagonia. Docente del Instituto Superior de Ciencias de la Salud Capital Federal