Viernes 16 de Octubre de 2009 Edicion impresa pag. 37 > Policiales y Judiciales
El doble crimen de Sierra Grande quedó sin imputados

SIERRA GRANDE (ASG).- Ya no hay ningún procesado por el doble crimen de los almaceneros de Sierra Grande Plinio Miglio Padilla y Lucía Rodríguez. La Justicia favoreció con el sobreseimiento a los dos sujetos que estaban imputados por el terrible hecho de violencia que marcó un antes y un después en los vecinos de esta localidad.

Ayer se conoció que el juez subrogante del Juzgado de Instrucción Nº 4, Juan Bernardi, firmó la resolución que sobresee a ambos jóvenes imputados: Luciano Bertolini y Emmanuel Cossio.

La Justicia resolvió la desvinculación total de los sospechosos en la causa caratulada "Comisaría 13 s/ investigación doble homicidio en ocasión de robo".

"La iniciación del presente proceso no afecta el buen nombre y honor del que hubieren gozado los prevenidos", expresa en uno de sus párrafos la resolución.

La población de Sierra Grande en muchas oportunidades se ha manifestado para reclamar justicia y el pronto esclarecimiento del brutal crimen, ocurrido hace más de un año, el 25 de septiembre del año pasado.

Originalmente la investigación de este caso estuvo a cargo del juez penal de Viedma Pedro Funes, quien procesó a Luciano Bertolini. El imputado permaneció detenido un par de meses pero esa resolución fue apelada por su defensa y finalmente la Sala B de la Cámara Criminal de la capital provincial hizo lugar al recurso y el joven imputado recuperó la libertad.

A Cossio, por su parte, se lo investigaba porque existían indicios de que tenía información de primera mano sobre lo sucedido aquella trágica noche, según trascendió.

Luego de la licencia, Funes fue reemplazado por el juez Correccional Juan Bernardi, quien luego de cumplirse un año del crimen resolvió el sobreseimiento total de ambos y dejó al caso sin imputados ni sospechosos definidos.

En la noche del 25 de septiembre de 2008, en la penumbra del barrio Industrial, los comerciantes Plinio Miglio Padilla, de 71 años, y Lucia Rodríguez de 68, fueron asesinados a sangre fría mientras atendían su despensa.

Nadie se explica, ni siquiera la justicia, cuál fue el móvil del crimen, porque los abuelos no fueron maltratados y -lo que es más llamativo- los asesinos no se llevaron ni un centavo del lugar. Cuando se inspeccionó el escenario del crimen descubrieron que "estaba toda la plata y los bienes".

Plinio y Lucía recibieron la misma cantidad de balas y en el mismo lugar del cuerpo: la cabeza y la espalda. Los ultimaron con un revólver calibre 22 que nunca se encontró, al igual que a los autores del hecho.

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