Miércoles 14 de Octubre de 2009 Edicion impresa pag. 39 > Deportes
Los violentos coparon Chimpay

CHIMPAY (AVM).- Hay dos sensaciones que sobrevuelan por estas horas Chim-pay: bronca y vergüenza. El domingo, nuevamente, el mismo grupo de violentos que viene actuando desde hace tiempo en los partidos de fútbol donde juega Atlético, atacó al arbitro del encuentro de primera, golpeó a policías y dirigentes del club, y también amenazó a uno de los integrantes de la comisión directiva de la liga Avellaneda.

El episodio se desencadenó cuando restaban 10 minutos para el final del duelo que empataban 2-2 Atlético Chimpay y Villa Unión. En ese momento por haber sido insultado, el arbitro Nicolás Arzarello expulsó a dos jugadores. Fue ahí cuando unas 70 personas rompieron el portón de seguridad e ingresaron a la cancha para agredir al juez. Para colmo, uno de los agresores sería un policía, que estaba vestido de civil.

"Le pegaron por todas partes. Y también a los dirigentes que se tiraron encima de él para protegerlo. Los policías -había en total 12- fueron agredidos y no se defendieron", dijo un testigo que no quiso que su nombre trascendiera.

El árbitro tuvo que permanecer 40´ en la cancha hasta poder ser sacado por efectivos en un patrullero, que resultó blanco de lo violentos, ya que fue despedido con una lluvia de piedras, con las que entre cosas le rompieron la lunetao. De hecho, y tal vez sólo por azar, no hubo que lamentar víctimas. La policía defendió al colegiado poniéndole el cuerpo y, por suerte, los golpes no le provocaron heridas de gravedad.

Pero se trató de algo programado, planeado. Porque antes de empezar el partido un dirigente de la liga fue amenazado. "Andate porque para vos también hay", fue la sentencia breve y brutal.

Protagonistas absurdos de una película sin sentido, los violentos sólo tenían en la mira una sola misión: generar más violencia. Chimpay jugaba en la cancha de Juventud Unida, porque justamente en su estadio ya habían agredido a otros árbitros y hasta a un periodista. Hasta allí llegaron y volcaron su ira sin sentido. Se rumorean cuestiones políticas de por medio. Lo cierto es que no hay argumentos.

La liga Avellaneda debe estar entre las más chicas del país, sus jugadores son amateurs que viven y trabajan de otra cosa, sus árbitros también, y los hinchas son familiares o allegados que quieren matar el tedio de los fines de semana con algo de fútbol.

Ante esto, el panorama del club es incierto. Tendrán que pagar los jugadores y dirigentes con la exclusión del torneo por el accionar de estos violentos -anoche se hacía la reunión del tribunal-. Qué árbitro querrá actuar en Chim-pay después de estos antecedentes. Y sobre todo, la pregunta que ronda es cómo se frena a estos sujetos que actuaron como quisieron.

Lo cierto y lo concreto, y la sentencia a la que han llegado todos es que la idiotez no tiene fin y puede actuar en cualquier lugar. Ayer, en la comunidad había mucha impotencia por estos hechos que expusieron a la ciudad ante todos y no por un hecho positivo.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí