No es exagerado decir que las dos personas que más se juegan en el duelo ante Uruguay son Diego Maradona y Lionel Messi. Para el entrenador quedar afuera del Mundial podría ser su mayor fracaso futbolístico, mientras que para La Pulga significaría un duro golpe de absorber, sobre todo cuando están por galardonarlo como el mejor del mundo.
Ayer fuentes cercanas al seleccionado desmintieron un fuerte entredicho entre ellos. Es que hubo medios porteños que aseguraron que estaban peleados y tenían el diálogo cortado.
Lo cierto es que Maradona, a pesar de las críticas contra el rosarino, mantiene la idea de que el seleccionado es "Mascherano, Messi y 9 más", aun sabiendo que el crack jamás ha rendido ni por asomo lo que le da al Barcelona.
"¡Dale Messi, jugá, jugá bien!", le gritaban el sábado pasado desde las tribunas simpatizantes que perdieron la paciencia y que lo veían deambular como un fantasma por el Monumental cuando el equipo necesitaba liquidar el pleito con Perú para seguir soñando con el Mundial.
El ídolo del Barça ganó sin embargo cosas importantes con camisetas juveniles, como la conquista del Mundial Sub 20 en Holanda-2005 o la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008. El entrenador lo mantendrá contra viento y marea a pesar de ser resistido por muchos hinchas. "Sorprende que a un jugador de su calidad, y el mejor del mundo, le pase esto. Se deben reconocer más sus méritos y los sacrificios que hace. En su país merece más respeto del que se le da", dijo Víctor Valdés.
César Menotti, por su parte, opinó que "Messi es un estratega, un definidor de la estrategia (...) En Argentina todo es confusión y él se queda atrapado en ella". "Me gustaría rendir como rindo aquí en Barcelona", admitió hace poco Messi, alguien que aún sigue en deuda con la "10".