WASHINGTON (DPA).- Jessica Dungan no podía dar crédito a sus ojos. En un viaje de autobús de Washington a Nueva York se sintió todo lo contrario a segura. "Primero estaba hablando por su celular sin usar los auriculares", se desahogó, indignada, sobre el conductor de autobús. Luego devoró una hamburguesa mientras conducía el vehículo con los codos, continuó. "Ahí aluciné", se quejaba la mujer en "The Washington Post". Jessica Dungan prefirió volver a Washington en tren.
Comer y beber al volante, son cosas que ocurren a menudo en Estados Unidos. Pero además, en gran parte de Estados Unidos, el uso del teléfono móvil en el tráfico rodado es común y corriente. En sólo seis estados existe una prohibición al uso del celular, como rige en países europeos. En 18 estados la prohibición es parcial, y en el resto del país está permitido hablar por teléfono o mandar SMS a pedir de boca mientras se conduce.
Con graves consecuencias. Según un estudio reciente del Centro para el Análisis de Riesgo de Harvard, los teléfonos móviles en manos del conductor contribuyen a un seis por ciento de todos los accidentes en el tráfico automovilístico y ferroviario. Expresado en números, se trata de un promedio de 636.000 accidentes con 342.000 heridos y 2.600 muertos. Un ejemplo muy dramático: en Los Ángeles en 2008 un tren de pasajeros de recorrido suburbano chocó a toda máquina contra un tren de carga, murieron 25 personas, entre ellos el conductor que causó el accidente. Un minuto antes del choque éste había enviado un SMS y por eso había pasado por alto una luz roja y cuatro señales de aviso.
Según estimaciones de la National Highway Traffic Safety Administration, en Estados Unidos durante el día, a cualquier hora, son 812.000 los conductores que manipulan un teléfono móvil al volante. Eso corresponde al 11 por ciento de los vehículos en las carreteras. Un estudio de la Universidad Técnica de Virginia afirma que el riesgo de accidentes para conductores que leen y envían SMS es 23 veces más alto que para conductores sin distracción.
El presidente Barack Obama, dio la voz de alarma en persona. A principios de octubre dispuso la prohibición del envío de SMS al volante durante viajes de servicio para los empleados del sector público. La medida afecta a casi tres millones de personas.