La idea fue que semejante acontecimiento sumara récords, tantos como los que sean necesarios para integrar el libro Guinness.
Más de 200 cantores, unas 600 chacareras, apenas 30 segundos de pausa entre tema y tema y desde un jueves hasta la madrugada de un sábado con esta música, son las características del encuentro que se organizó en agosto pasado en La Banda, Santiago del Estero.
Y aún no se sabe si entrará en el gran libro, pero sí se supo que fue una gran fiesta, esa que imaginaron sus organizadores, con miles de espectadores y con la chacarera en el alma.
No sé si alcanza con este maratón para ingresar al libro, pero imagino que en el país de la chacarera se la sintió como la sienten los santiagueños, cultores por excelencia de este estilo que forma parte del patrimonio de los argentinos.
Ellos lo llamaron Maratón de Chacareras, pero a mi me gusta más llamarlo Chacarerazo.
La chacarera es sinónimo de Santiago del Estero y a partir de allí, los Carabajal, familia tradicional de esa provincia, la tradujeron en la gran idea de hacerlo de corrido. Y lo lograron, juntaron además de una multitud de gente, un gran número de buenos cantores, buenos guitarreros, bombos bien estirados y mucho ánimo festivalero. Eso fue el gran Maratón de Chacareras que se hizo para el regocijo de todos.
La oportunidad sirvió también para declarar "casa museo" la vivienda con patio de tierra en la que nacieron y viven los integrantes de la familia Carabajal. Es que justamente esa casa forma parte del circuito turístico de todos los que visitan esa provincia. Ir a La Banda y no visitar esa casa es como no haber conocido Santiago del Estero.
Cuanto menos resulta llamativa, por no decir inédita esta iniciativa de un Maratón de Chacareras, porque al menos a los que gustan del folclore les implicó un atractivo único, que nadie sabe si alguna vez se repetirá, pero que fue chacarerear y chacarerear por largo tiempo.
Claro, para poder realizarlo tuvieron que poner en marcha dos escenarios por donde pasaron músicos y compositores, de manera tal que al que no le gustaba uno bien podría ir al otro y escuchar al que más le atraiga.
La fiesta tuvo entre otros a Peteco, Cuti y Roberto Carabajal y el grupo Los Carabajal, el reconocido Horacio Banegas, los interminables Manseros Santiagueños, sabedores de chacareras si los hay en este país y Roxana Carabajal. También Graciela Carabajal, Luisa Galván, La Brasa, La Fragua, "Pulpo" Heredia, Vislumbre del Esteko, Jovita Subire y otros famosos.
Claro, en ese encuentro de musiqueros no faltaron las buenas comidas santiagueñas, los sabrosos asados, empanadas incomparables, humitas, tamales, y dulces regionales, de esos que sólo ahí pueden comerse.
Es que Santiago del Estero es música, pero mucho más que eso también, es un escenario donde paisaje, gente, música, comidas, alegría y don de grandes anfitriones, se conjugan para que una vez comenzada la fiesta, nadie, absolutamente nadie quiera terminarla. Y así fue, porque el Maratón venía con tanta inercia que parecía una fiesta interminable, tanto que nadie quería volver a su casa.
La verdad vale la pena compartir la chacarera con los santiagueños, son los que más saben de esta cuestión, saben escribirla, cantarla, sentirla, porque el gran lema de la chacarera es justamente ese, sentirla, es llevarla en la sangre.
La gran fiesta de la chacarera es de las que uno se anima a recomendar, como la Fiesta de la Chaya en La Rioja, donde el que va sabe que es para divertirte. Justamente en esta última había un cartel que decía "no apto para amargados".
Lo real es que los santiagueños siempre tienen una fiesta para invitar.