¿Cuándo "carancho" va a ser el día en que nuestra "dirigencia" deje de pensar en la existencia de "ganadores" y "fracasados"? Pero ¿acaso lo que elegimos con nuestro voto no es nada más ni nada menos que la administración de nuestros fondos? ¿Invertimos aquí o allá? ¿Se gasta aquí o se gasta allá? ¿O mejor se hace esto otro?
Se escuchan frases como "Sigan participando", "Logramos partir a nuestros rivales" y "El que perdió fue el otro".
Pero insisto, ¿lo que elegimos no es el modo de nuestra administración? Si algún candidato es priorizado por el resto y por un momento independientemente de las variables por las que llegó allí, ¿no es acaso que se eligió un modo de administración?
Pero lo importante es que en el caso de los concejales es claro que entran varios. Acá no es el lugar para uno y nada más. Acá se ven obligados al consenso, que válgame Dios cómo venimos.
¿No parece que la dirigencia piensa más en sus "rivales"? Me atrevo a más y creo que mi opinión confluye con la de muchos: ¿no parece que la dirigencia piensa más en el prestigio o poder del asunto? Es lamentable y tristemente real.
Insisto, por última vez: ¿acaso no elegimos un modo prioritario de administración en el que, en el caso de los concejales, deben acordar con los demás?
Pareciera que la dirigencia sólo piensa en sí misma; "Soy yo y nadie más", "Aquí hay lugar sólo para uno"... piensa continuamente en las diferencias para luego "¿elevarse?".
¿Acaso el sistema democrático no tiene que ver con el consenso? Pareciera que se vota, se compite y se gana. Luego se implementa otro sistema que no sé ni cómo se llama.
¿Cuántos fueron a votar? ¿Por la lluvia? ¿Por el exceso de elecciones? ¿Por escuchar el continuo y hartante eslogan "Esta vez es el cambio" y no tener las más mínimas ganas de ir?
¿Acaso cuando en una familia uno de sus miembros impone autoritariamente al resto su criterio no decimos "Eso está ´mal´"? Sucede que no respetó las necesidades de los demás integrantes de la familia, no escucha.
Pero si este mismo miembro, en vez de querer "tener razón, intenta hacer confluir al resto y contener mediante semejanzas o el consenso a todos sus integrantes, ¿no decimos "¡Ah! Qué bien, qué linda convivencia"?. Allí hay lugar para dos o tres, ya no de uno solo.
Si por un momento creyéramos que la política es el arte de conseguir el bien común...
Parezco ridículo, ¿no? Pienso que en alguna medida cada uno de nosotros tiene su responsabilidad y siento que la "clase" dirigente se degrada cada vez más, siendo cada uno de nosotros cómplice.
¿Quién ganó el domingo 23 de agosto?
El discurso de siempre. El lugar de uno. El famoso "cambio" se sigue posponiendo.
¿Quién perdió ese domingo?
La autocrítica. Hace rato que viene perdiendo. El lugar de varios. El bien común.
Quisiera compartir que no dejaré de creer y pregonar que algún día la "buena convivencia" (que es la regla en que acordamos todos) se realizará.
Eduardo Algueró, DNI 24.157.675
Centro de Estudios e Investigaciones en
Relaciones Humanas del Neuquén
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